cultura

Gunter Grass, el escritor que donó el Premio Nobel a los gitanos

Fue un emblema literario de la posguerra, autor de la magistral novela El tambor de hojalata.

El 30 de septiembre de 1999, el escritor alemán Gunter Grass ganó el Premio Nobel. Faltaban 16 días para que cumpliera 72 años. Esa mañana había unos nueve periodistas en la puerta de su casa, desde varias horas antes de conocerse el veredicto. Pasó entre los micrófonos y las cámaras de televisión como un pez entre las piedras de un río, y siguió serenamente la rutina prevista para el día: fue al dentista. Cuando en 1972, Heinrich Boll ganó el Nobel de Literatura, sus primeras palabras fueron: “¿Cómo yo y no Grass?”.

Al igual que Jorge Luis Borges, su nombre muchas veces había sonado para el Nobel, y las razones por las que no se lo daban eran las mismas que para el argentino: políticas. Pero de signo opuesto. Grass era un hombre de izquierda –lo que provocó que los neonazis le hicieran pintadas en su casa- que siempre vindicó las minorías y estuvo en contra de que la Alemania Oriental no fuera respetada en sus diferencias y se le impusiera brutalmente el orden de la Alemania capitalista. La postergación perpetua del premio fue tomada por el escritor con su humor habitual, quien al finalmente ganarlo dijo: “Ser candidato me mantuvo joven durante veinte años; ahora comienza mi vejez”. Alguna vez le confesó a Osvaldo Bayer que hubiera aprendido español para leer a Juan Rulfo en su idioma original. Gunter Grass donó la mayor parte del dinero recibido por el Premio Nobel –cerca de un millón de dólares- a los gitanos, a los que consideraba “los rostros olvidados de la historia”.

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