La familia Bettini, una tragedia platense

Durante la última dictadura, fue una de las tantas familias destruidas por la represión. Muertes, desapariciones y secuestros forman la trama de un dolor que no debe olvidarse

Marta Bettini marchó a España, con sus dos hijas, con una familia deshecha a sus espaldas. Su hermano Marcelo había sido asesinado el 9 de noviembre de 1976 en La Plata. Su padre, el doctor Antonio Bettini, fue secuestrado el 18 de marzo de 1977 para integrar la ominosa lista de los desaparecidos. Su marido, el capitán Jorge Devoto, fue secuestrado el 21 de marzo de 1977 en la ciudad de Buenos Aires, y su abuela materna, María Mercedes Hourquebie de Francese, fue secuestrada en La Plata el 3 de noviembre de 1977. Todo eso lo contó pormenorizadamente el 28 de marzo de 2014, en su testimonio ante el tribunal que juzgaba los hechos cometidos en el campo de concentración La Cacha. Probablemente su padre haya estado prisionero en la ESMA y su marido haya sido una de las víctimas de los llamados “vuelos de la muerte”.

Marcelo Bettini era estudiante de la Facultad de Agronomía, y militante de la Juventud Universitaria Peronista. El 9 de noviembre de 1976 no regresó a su casa. La familia lo buscó por todos lados. El padre, Antonio ­Bettini, exfiscal y profesor universitario, se atrevió a meterse en la boca del lobo indagando en la Policía bonaerense. El marido de Marta, Jorge Devoto, retirado de la Armada, dijo que había accedido a un radiograma según el cual Marcelo había muerto en un enfrentamiento. Las fuerzas de seguridad terminaron admitiendo que había sido enterrado en el cementerio de La Plata como NN pese a que llevaba consigo el documento de identidad y una citación para el dentista. Fue encontrado en una tumba clandestina junto a otros cinco cuerpos.

Menos de un año después, Antonio Bettini fue secuestrado en la vía pública, tenía 60 años. Había nacido el 12 de febrero de 1917, en General La Madrid, provincia de Buenos Aires. Trabajaba en la cochera San Antonio, en calle 4 esquina 50 de nuestra ciudad. Supieron que primero estuvo en el centro clandestino La Cacha y luego, presumiblemente, fue llevado a la ESMA. Nunca más volvieron a verlo.

Posteriormente sería secuestrado Jorge Devoto, cuando concurrió a el edificio Libertad, de la Marina, a preguntar sobre su suegro. El marino Adolfo Scilingo, en el marco del juicio que lo condenó en España, contó que Devoto había sido tirado al Río de la Plata desde un avión completamente consciente, por “traidor”.

Luego sería el turno de María Mercedes Hourquebie de Francese, secuestrada en su casa de 8 y 53. El general Ramón Camps justificó el secuestro con el argumento de que “Memé” “aportaba plata para la campaña de los Montoneros en el exterior”. Su cuerpo fue hallado el 9 de febrero de 1987 en una fosa clandestina del cementerio de Avellaneda.

“Éramos una familia muy feliz hasta que llegó esta catástrofe que, además de dolor, nos hizo darnos cuenta de la falta de dignidad que reinó en Argentina en esta época”, sintetizó Marta Bettini el drama de una familia descuartizada que cifra el dolor de un país devastado por la violencia. Sus últimas ­palabras ante el tribunal fueron: “Quiero decir que me siento muy orgullosa de pertenecer a una familia que ha demostrado tener un alma inconquistable”.

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