cultura
La historia de Mar del Plata
De reducto aristocrático a balneario popular, ese clásico de la Costa Atlántica sufrió transformaciones profundas a lo largo de los años.
Pocos pueden imaginarse que las vacaciones a la orilla del mar fue una invención inglesa del siglo XVIII. Pronto el hábito de vacacionar se extendió a todos los balnearios del mundo. La llegada de aquella costumbre a nuestro país tuvo lugar un siglo después en Mar del Plata: el arribo del ferrocarril a la ciudad atlántica, en 1886, y la inauguración del lujoso hotel Bristol catapultaron a la ciudad como sitio dilecto de veraneo de la clase alta argentina.
Mar del Plata, fundada por Patricio Peralta Ramos en 1874, empezó a imponerse como el lugar preferido para relajarse en un buen descanso veraniego para las clases más pudientes de la sociedad. La gente recién estaba tomando contacto con el mar. Incluso era mal visto el bronceado. Mucho menos se animaba a nadar, por lo tanto, lo que había era un espigón con una gran soga: baños de mar en los que los curiosos, con un estricto código de vestimenta, podían sumergirse amarrados a dicha soga.
El riguroso mandato de la época establecía que debía asistirse a la playa vestido desde el cuello hasta las rodillas y no era infrecuente que las vestimentas más atrevidas se exhibieran en fiestas y salones. En mayo de 1946, el diseñador de moda Jacques Heim creó un traje de baño de dos piezas que nombró como "Átomo" y que publicitó como "el traje de baño más pequeño del mundo". Sin embargo, todavía no era lo suficientemente pequeño como para dejar el ombligo al descubierto, uno de los mayores tabúes de la época. Réard quiso superarlo y creó una bikini con sólo 194 cm² de tela, suficiente para cubrir los pechos y la entrepierna que publicitó como "el traje de baño más pequeño que el más pequeño del mundo".
Más de dos décadas después, el periodista y escritor francés Jules Huret, corresponsal del diario Le Figaro, describirá con elocuencia las preocupaciones de la elite de entonces: “Se entiende que nadie va a Mar del Plata para disfrutar del mar, para admirar los cambiantes juegos de las olas sobre las rocas, la magia de los crepúsculos o de los claros de luna, porque todo el día, con una sinceridad que desarma, las gentes vuelven la espalda al océano, y no tienen ojos más que para los paseantes. Se va a Mar del Plata a lucirse, a lucir su fortuna, a divertir a las muchachas, y a armar las primeras intrigas que se resolverán en los noviazgos de invierno. Las familias de las provincias intentan mezclarse con las de la capital y hacerse relaciones; las niñas de tierra adentro que anhelan lanzarse, no tienen bastante con un mes para exhibir todo su guardarropa”.
Décadas más tarde, los asalariados accedieron a la que se llamaría “La ciudad feliz”: colonias de vacaciones para niños carecientes, hoteles sindicales y edificios de departamentos provocarían la estampida de la autodenominada “gente bien” hacia Pinamar, Cariló y Punta del Este, quienes buscaron su reino exclusivo sobre las arenas lejos del “aluvión zoológico”. Cuando Juan Domingo Perón dio el discurso inaugural en el Primer Festival de Cine de Mar del Plata, en 1954, rememoró: “Hace diez años visité esta ciudad y en ese entonces era un lugar de privilegio, donde los pudientes de todo el país venían a descansar los ocios de toda la vida y de todo el año. Ahora bastaría decir que el 90 por ciento de los que veranean en esta ciudad de maravilla son obreros y empleados de toda la patria”.
El primer paso para popularizar Mar del Plata fue la creación de la colonia de vacaciones de Chapadmalal. Pero esa separación de 25 kms fue acortándose, hasta que la oligarquía sintió a la manera del cuento Casa tomada, de Cortázar, que lo que soñaba su coto de caza exclusivo, se fue proletarizando vertiginosamente.
Con más de mil hoteles, noventa balnearios, cientos de departamentos en alquiler y millones de visitantes por temporada, la ciudad llegó a su apogeo en la década de 1960 y continúa siendo el destino favorito de los turistas quienes eligen esta ciudad a la hora de veranear.