cultura
La inventora de un mundo encantado
Marie Laurencin fue una pintora cercana a Picasso, a los surrealistas franceses y a los ballets rusos, una vida apasionada que quedó reflejada en sus lienzos.
Trató con gracia femenina temas costumbristas que pintó con tonos azules, grises y rosados. Buena parte de su notoriedad provino de sus aguafuertes, ilustraciones y diseños de vestuario teatral que realizó – sobre todo – para los ballet rusos. Primero aprendió a pintar sobre porcelana y después asistió a clases de dibujo en París y en la Académie Humbert. En 1907, realizó su primera exposición individual y conoció a Pablo Picasso y al grupo de artistas del Bateau-Lavoir en Montmartre, y más tarde al poeta y crítico de arte Guillaume Apollinaire. Hasta 1912, mantuvo con este último una apasionada relación, alimentada por interacciones intelectuales y artísticas. Durante un tiempo, Marie Laurencin se interesó por el fauvismo, pero influida por los pintores cubistas, simplificó y sintetizó las formas.
En el verano de 1914, se casó con un barón alemán y adoptó su nacionalidad, lo que la obligó a exiliarse, mientras que la guerra también la privó de sus marchantes. No regresó definitivamente a Francia hasta 1921. Marie Laurencin conoció probablemente al joven Paul Guillaume a través de Apollinaire alrededor de 1912. Este fue su marchante durante un tiempo en los años 1920, y la pintora trabó amistad con Domenica, la esposa del galerista.
A su regreso a París, comenzó a pintar esbeltas y vaporosas figuras femeninas, que retomaría más tarde, sin alejarse nunca de ellas, en lienzos en tonos pastel que evocaban un mundo encantado. La artista pintó retratos de celebridades parisinas y diseñó decorados teatrales, en particular, para los Ballets Rusos. En sus obras, desarrolló un gusto por la metamorfosis, reuniendo en ellas dos de sus temas favoritos: las mujeres jóvenes y los animales.
La película española “La banda Picasso” –estrenada en 2012-, dirigida por Fernando Colomo, reúne al talentoso trío integrado por Pablo Picasso, Guillaume Apollinaire y Marie Laurencin, a propósito del robo de “La Gioconda” del Museo del Louvre ocurrido en el año 1911. A raíz de aquel hecho, Pablo Picasso y Guillaume Apollinaire fueron detenidos y acusados de cometer el delito.
Al terminar su relación con Apollinaire, Laurencin se sintió ambivalente, si no insatisfecha por su pasaje por el movimiento cubista, y sus propias declaraciones sugieren que la evidente belleza de su obra posterior constituyó un antídoto contra su trabajo anterior y su excesiva masculinidad: “Si el genio de los hombres me intimida, me siento perfectamente cómoda con todo lo que sea femenino”. Murió en París el 8 de junio de 1956.