Las costumbres de gran señor

El hipopótamo tiene costumbres de gran señor. Si alguna noche llega a matar a un hombre o una bestia, se abstendrá luego de tocarlos, y por ningún motivo los arrastrará al agua. Nadando, demuestra la misma habilidad que el elefante en tierra y, al igual que este, es manso y de buen humor, también es prudente y con frecuencia hace menos ruido y menos remolinos que los vaporcitos de dos toneladas que suelen navegar por el Nilo.

Al observar su masa aceitunada e inmóvil sobre los peñascos, se le tomaría como uno más que emerge de las aguas, si sus cinco manchas de color rosa (las de los ojos, los oídos y el hocico) no descubrieran sus enormes fauces, exhibiendo una hilera de dientes desparejos y gastados. El primer hipopótamo que vieron los europeos desde la antigüedad fue el adquirido por el jardín zoológico de Londres, el 25 de mayo de 1850.