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Las “hormigas robots” podrían curar al cuerpo desde adentro

Este avance pionero fusiona la biología, la tecnología y la ciencia en un esfuerzo por mejorar los tratamientos y las reparaciones de tejidos médicos.

La Universidad de Tufts y el Instituto Wyss de Harvard en colaboración han desa­rrollado los llamados antrobots: diminutos robots biológicos con células humanas capaces de iniciar procesos de curación desde el interior del cuerpo.

El proceso comienza con la extracción de una sola célula de la tráquea de un donante humano, que luego se manipula para unirla y multiplicarla. Estas estructuras resultantes, equipadas con cilios similares a los pelos presentes en la tráquea humana, se convierten en remos que permiten a los antrobots desplazarse por el cuerpo humano, lo que da inicio a su proceso de curación interna.

Lo más notable de estos diminutos robots es su capacidad única para autoensamblarse, creciendo orgánicamente a partir de una sola célula, a diferencia de intentos anteriores que requerían construcción manual sobre un molde. Aunque su vida útil en condiciones de laboratorio puede alcanzar hasta 60 días, su verdadero potencial radica en la capacidad para influir en la curación del cuerpo humano.

Los antrobots pueden dirigirse a áreas dañadas del cuerpo, estimulando la reparación neuronal y fomentando el crecimiento de nuevas neuronas en zonas afectadas. Si bien el mecanismo preciso aún permanece como un misterio, este avance representa un hito significativo en la ciencia médica, y abre nuevas posibilidades para tratamientos innovadores.

Este desarrollo sigue los pasos de investigaciones anteriores, como la creación de biobots a partir de células madre de embrión es de rana en 2020. Sobre las preocupaciones éticas, los científicos aseguran que los antrobots no plantean problemas éticos, ya que no se originan a de embriones humanos ni se modifican genéticamente.

El profesor de Biología en Tufts, Michael Levin, destaca que los antrobots viven en un entorno controlado y no pueden sobrevivir fuera del laboratorio. Además, se biodegradan naturalmente después de unas semanas. Aunque la investigación aún se encuentra en fase inicial, los científicos aspiran a aplicar este descubrimiento en tratamientos médicos reales, evaluando su impacto positivo en la curación de tejidos humanos.

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