Logran descubrir el origen de las gigantescas burbujas de la Vía Láctea

Un equipo internacional de astrónomos señaló que surgieron hace 2,6 millones de años, desde el poderoso chorro de energía del agujero negro supermasivo de nuestra galaxia.

Tres años atrás, el telescopio eROSITA descubrió un gigantesco par de burbujas por encima y por debajo del centro de nuestra galaxia: la Vía Láctea. Ambas emitían radiación X y cada una medía unos 36.000 años luz de alto y unos 45.600 años luz de ancho. Estas burbujas eran curiosamente muy similares a otras dos encontradas por otro observatorio de rayos gamma, el Fermi, una década antes. Hasta ahora, el origen de estas burbujas monumentales era un verdadero misterio para los astrónomos de todo el planeta.

De acuerdo a un flamante estudio publicado en Nature Astronomy, las burbujas son el resultado de un poderoso chorro de energía producido por Sagitario A*: el agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea. Comenzó a arrojar material hace unos 2,6 millones de años y duró unos 100.000. “Nuestros hallazgos son importantes en el sentido de que necesitamos comprender cómo interactúan los agujeros negros con las galaxias en las que se encuentran, porque esta interacción permite que estos agujeros negros crezcan de forma controlada en lugar de (crecer) sin control”, dijo Mateusz Ruszkowski, coautor del estudio y astrónomo de la Universidad de Michigan.

Hasta el momento, hay dos modelos en competencia que explican las burbujas de Fermi y eRosita. El primero sugiere que el flujo de salida es impulsado por un estallido estelar nuclear, en el que una estrella explota en una supernova y expulsa material. El segundo modelo, que respaldan los hallazgos del equipo, sugiere que estos flujos de salida son impulsados por la energía expulsada del agujero negro supermasivo en el centro de nuestra galaxia.

Los agujeros negros son tan masivos que ni siquiera la luz puede escapar. Sin embargo, cuando los agujeros negros se “llenan” de materiales de su entorno, pueden crear pares de chorros de materia de alta energía que salen disparados en direcciones opuestas a velocidades relativistas, una fracción significativa de la velocidad de la luz. Según el modelo realizado por los astrónomos, estos potentísimos chorros duraron alrededor de 100.000 años.

Como se desprende del estudio, los astrónomos están interesados en la observación de estas burbujas porque ocurren en nuestro propio patio trasero galáctico a diferencia de los objetos en una galaxia diferente o en una distancia cosmológica extrema.

La existencia de las burbujas indica que Sagitario A* tuvo un pasado mucho más activo en comparación con su aparente tranquilidad actual.

Estas actividades dan a los investigadores información valiosa sobre cómo el agujero negro supermasivo y la galaxia crecieron hasta sus tamaños actuales.

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