Nuevas tecnologías y tiempos modernos: ¿la televisión va a desaparecer?

En diálogo con diario Hoy, el productor y director Pablo García analizó los medios tradicionales y su construcción de la opinión pública, a pesar del avance sostenido de las redes sociales.

Vayamos al hueso: la puesta en escena de la agenda me­diática en ese mundo aún sigue siendo la televisión. Vale la pena dar una mirada sobre lo específico cuando en este país aún se suele escuchar que la tele “ya fue”, que los chicos usan internet y las redes. “Esto se repite como un mantra para desatender la realidad del sistema de medios públicos y privados”, dijo Pablo García, productor y director de medios audiovisuales.

Lo cierto es que el mundo de las redes se nutre de los medios tradicionales que supieron adaptar su discurso a esta nueva era. Según él, absolutamente todo pasa por ahí, luego rebota y vuelve a rebotar.

Argentina y la televisión

En la radio, las redes y en la misma tele autorreferencial, todos replican las altisonantes y ridículas declaraciones de personajes, que gritan frases cortas y mantienen la expectativa con su agresividad en un estudio, móvil o Zoom. “Tomemos por ejemplo el caso de Milei, que ante cada política del Gobierno es llevado al piso por los me­dios audiovisuales para que conteste. Luego de que este hombre destila su odio y se divierte declarando, los portales lo publican en cadena, se produce tráfico en redes, y finalmente todas las radios pasan su audio para festejarlo o repudiarlo”, explicó García.

Con esta lectura, en las décadas de los 80 y 90, por ejemplo, se sabía que la única verdad ya no era la realidad, sino lo que Clarín o La Nación publicara en tapa. Todas las agendas seguían esos títulos en letra de molde, millones en los canales, y las radios discutían lo que la gran corporación planteaba como tema.

“El Estado, que es un gran mediador en el mercado de los medios a través de una fuerte inversión como la pauta y subsidios, debe intervenir para establecer algunos parámetros de desconcentración a través del crecimiento exponencial de medios del pueblo, o la agenda seguirá concentrándose en los mismos jugadores”, aconsejó el productor.

Según explicó, poner en funcionamiento una política estatal que devuelva el derecho a la información veraz y plural es una tarea titánica que necesita el coraje de empoderar al pueblo y sus organizaciones, más allá de las amistades o preferencias personales. No es posible seguir dejando pasar este tipo de alienación ciudadana basada en la privación de un derecho, porque una vez asentado el estigma sobre las clases populares y la política, estos poderes podrían pasar otra vez a la acción directa. Así les sucedió a periodistas no alineados, que quedaron expuestos a hordas capaces de cualquier cosa.

“En estos momentos en que la velocidad prácticamente lo define todo, la importancia de la televisión no deja de ser algo fundamental para gran parte de la sociedad, porque los nuevos medios de comunicación (como pueden ser un teléfono, una tablet o una notebook) no están destinados a públicos de mayor edad que los 40 años”, sostuvo el director.

Por tal motivo, desde diario Hoy salimos a la calle a hacer una simple pregunta: “¿Usted ve televisión y se informa con ella?”. Olga, de 66 años, dijo: “Yo veo televisión, mucha. Además, con la pandemia, ¿qué querés que haga? Yo soy de riesgo, y si no veo tele, no sé nada”. Por su parte, Claudio, de 60, relató: “No miro televisión, escucho radio. Quizás por la noche la prendo, pero porque me ayuda a dormir más rápido, nada más”. En tanto que Felipe, de 20, aportó: “No miro nada de televisión, todo lo veo en la computadora. Está todo ahí, incluso la televisión”.

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