El trabajo realizado por científicos argentinos
es relevante ya que permite acceder a nueva información
sobre unas proteínas hasta ahora desconocidas.
Nosotros estamos estudiando desde hace ya bastantes años un microorganismo que se llama Bizionia argentinensis, que es una bacteria que está presente en la Antártida y que fue descubierta en el año 2008”, le contó a diario Hoy Sebastián Klinke, doctor en Química Biológica e investigador del Conicet en el Instituto Leloir de CABA.
Su especialización es la de investigar la estructura de proteínas, y junto a su equipo de trabajo lograron obtener la fotografía en tres dimensiones de la proteína de un virus marino presente en el genoma de una bacteria de la Antártida Argentina que afecta el ciclo de carbono de los océanos.
Además, la investigación de este trabajo, donde participaron laboratorios del Instituto Leloir, del Instituto Antártico Argentino, la UBA y el Conicet, permitiría determinar el impacto del cambio climático sobre la vida marina.
“Uno de los proyectos que tenemos es la búsqueda de estas enzimas con características especiales, como por ejemplo que puedan catalizar procesos químicos utilizando poca energía, o sea procesos biotecnológicos y procesos químicos a bajas temperaturas pudiendo ahorrar miles y miles de dólares por ejemplo en calentamientos de sustancias. Esa es una de las propiedades que estamos buscando”, explicó Klinke.
El trabajo fue publicado este mes en la revista científica internacional Journal of Structural Biology donde se informa cómo los científicos lograron obtener la estructura tridimensional a nivel atómico de una proteína constitutiva del virus perteneciente al orden Caudovirales que infecta a la bacteria Bizionia argentinensis.
“Lo que hicimos fue obtener en tres dimensiones la forma de esa proteína y encontramos esto, por eso fue muy valioso. Tiene muchísimo de ciencia básica este trabajo. Entender cómo es la proteína de un virus capaz de infectar a esa bacteria”.
Para llegar al objetivo, el profesional contó que aplicaron una técnica de investigación científica que se llama cristalografía de rayos X. El experimento fue realizado en Francia y después llevó varios meses de trabajo en computadoras para obtener la foto en tres dimensiones de la proteína del virus.
“Lo que hacemos es producir una importante cantidad de esta proteína del virus, la cristalizamos y luego lo que hacemos es incidencia con rayos X. Se analiza con rayos X muy parecidos a los de las radiografías, pero en vez de ir un aparato pequeño común y corriente, vamos a una estación experimental que se llama sincrotrón que tiene el tamaño de un estadio de fútbol”, señaló.
Influencia en el cambio climático
“Estos virus que infectan a la bacteria son muy buenos moduladores de la población de bacterias. En ciertos momentos conviene que el virus se despierte y mate a la bacteria”, marcó.
Lo importante y lo que se desconoce es cómo estos virus interaccionan con las bacterias para destruirlas, y ese es un paso fundamental que se logró a partir de este trabajo, de poder obtener una foto en tres dimensiones de esta proteína viral que es la que en algún momento se pega a la bacteria y la termina matando.
“El experimento que hicimos para el trabajo fue tratar de entender cómo era esta estructura en tres dimensiones, como si te dijera una fotografía en alta resolución para saber dónde estaba cada uno de los átomos de la proteína del virus”, concluyó Klinke.