Plaza Olazábal: historias de calesitas y sueños de infancia
Volvieron a girar en distintas plazas y parques. Aquí, la palabra de un calesitero de Barrio Norte.
Tras más de ocho meses, volvieron a girar. ¿Quién no tiene todavía resonando en su mente, en los recuerdos de la infancia, aquella canción que decía “vamos, vamos a la calesita, que a la tardecita, volverá a girar…”?
Y ayer volvieron de una vez.
En la Plaza Olazábal, a metros de la comisaría segunda y en pleno corazón de Barrio Norte, sobre 7 y 38, el calesitero recibió al diario Hoy.
Se trata de Martín Rulli, quien compró el fondo de comercio hace 18 años. Hoy tiene 45 y reconoce a los mismos chicos del barrio que pasan por la plaza, ahora adolescentes, y lo saludan al pasar.
Es primo lejano del padre del exarquero de Estudiantes, Gerónimo Rulli, y la calesita lo salvó cuando se quedó sin trabajo por el cierre definitivo de la sucursal de Musimundo en nuestra ciudad.
Desde hace algunas semanas, con la llegada de la primavera, los trabajos de puesta en valor venían anunciando lo que finalmente ocurrió: con ansiedad acumulada, a las 16 (la hora señalada para la apertura), Rulli volvió a empujar la mágica estructura de colores con caballitos de madera, un avión con hélice de metal y varios autitos que no perdieron su impronta con el crudo invierno de pandemia.
La tradicional sortija tuvo a su primer afortunado: Tiziano, un niño de seis años con rizos dorados al viento, que sacó la mitad el cuerpo del avión para ganarse “una vuelta más”.
Un paseo para los chicos. Una vuelta a la infancia para los grandes.
La mayoría con barbijo y manteniendo la distancia. Pero con el mismo entusiasmo de siempre.
Se oía la música del altoparlante negro apoyado en el piso y en la boletería de don Rulli los primeros pesos volvieron a llenar la caja registradora de ilusiones.
“Este año no hay vacaciones. Atendemos todos los días a la tardecita”, indicó.
¿Por qué las calesitas abrieron siempre a la tarde y no a la mañana?
“Históricamente quedó establecido que el horario para visitar y recrearse en las plazas es el de la tarde. Muchas veces, acá que tenemos cerca un colegio (la Primaria 33, de 8 y 38), algunos padres de los chicos que iban a la tarde nos preguntaban por qué no abríamos al mediodía o a la mañana. Sería cuestión de probar. Pero a la tarde nunca falla”, expresó.
Los precios, en líneas generales, se mantuvieron como antes de la pandemia: 3 vueltas por 100 pesos o una sola por 50.
“Yo me inclino por mantener esa promoción. Los padres vienen, acompañan a los chicos, se quedan media hora tomando mates y todos la pasan bien un rato. Después están aquellos que se quieren salvar y piensan más en el negocio, pero para mi es otra cosa”, comentó.
En cuanto a los cuidados, se estableció que hay un acohol en gel en el ingreso, que no se puede compartir un autito o un avión con otro nene, a no ser que sea un hermano o primo que vivan en la misma casa y lleguen con el mismo adulto que pueda dar crédito de eso.