Por una vereda hacia el mar
Aníbal “Coco” Urbano es un atleta paralímpico que asumió un desafío, desde Calafate hasta Mar del Plata, buscando que se instalen en las ciudades balnearias rampas para las personas en sillas de ruedas.
Muchas veces el sentido de superación de algunas personas conmueve hasta los huesos. Este es el caso de Aníbal “Coco” Urbano, quien va a recorrer por una noble causa 3.500 kilómetros en silla de ruedas, esa misma que el destino le regaló y le puso en el camino de la vida, y con la que pretende hacer escuela, educar y concientizar sobre la importancia de la inclusión y la solidaridad para todas las personas del país.
“Coco” viajó demostrando que no hay distancias que no puedan cruzarse y confirmando que, con fuerza de voluntad, no hay fronteras desde Calafate hasta Mar del Plata, reclamando por la implementación de rampas para que las sillas puedan
desembocar en las playas. Intentará allanar el camino hacia el mar para miles de personas que están viviendo en la misma situación que él, y que creen fundamental la energía y la sensación de libertad que provoca el agua.
Existen, lamentablemente, muy pocos lugares definidos para bajar a la playa sin la ayuda de terceros para quienes requieren de una silla o que no pueden caminar. Esa es la lucha y fue la acción que despertó elogios hacia la travesía de integración que realizará “Coco”.
—¿Cómo surgió este viaje?
—Luego de haber participado en numerosos torneos internacionales y haber representado a la Argentina en la modalidad de atletismo surgió la idea de difundir el deporte aquí en nuestro propio país, debido a la falta de competidores y a la falta de materiales.
—¿Cuál es el objetivo en este recorrido?
—Proponer en ese mismo desafío la implementación de rampas, es decir la superación de barreras arquitectónicas. Sobre todo en las ciudades balnearias donde los lugares de esparcimiento están destinados para personas que puedan moverse con sus dos piernas, por ejemplo la playa. Proponemos que se realice en las playas una vereda al mar, que funcione como ingreso de sillas de ruedas.
—¿Cómo quedó dividido el trayecto?
—Las etapas son de 100 kilómetros por día. Estoy acompañado por un grupo de amigos y compañeros de aventuras, en este caso se trata de Pablo Javier Silva, un corredor de la modalidad de ciclismo adaptado; un reconocido entrenador de boxeo del Club Alvarado, Gabriel Villa Lobo, que sabe mucho de la dinámica de alto rendimiento y con quien nos vemos muy seguros; y también contamos con un asistente terapéutico y chofer.