El psicólogo Diego Quindimil dialogó con diario Hoy sobre la reacción de los niños, jóvenes y adultos mayores frente a la posibilidad de otro confinamiento social ante el alarmante avance del coronavirus.
Mientras se evalúan ciertas restricciones a la circulación o sobre aquellas actividades más riesgosas por la pandemia, y con las camas de los hospitales cubiertas en un altísimo porcentaje, muchas personas comenzaron a cuestionarse si estarían listas para enfrentar otra vez el aislamiento social.
“Para enfrentar una segunda ola, emocionalmente, todos estamos con la baja batería. En cuanto a los jóvenes, va a depender de su contexto y microclima, hay quienes tienen familiares de riesgo o ellos mismos lo son, y se van a cuidar; después hay otros que están saturados y otros que niegan la pandemia, están estresados y un mecanismo de defensa es decir que no les va a pasar”, manifestó a diario Hoy el psicólogo Diego Quindimil.
Para el profesional, que trabaja con los desafíos emocionales que representa esta situación para la sociedad, en el caso de los niños tendrá que ver con el comportamiento que adopten los padres, cómo sienten la pandemia en cada familia.
“Los chicos son una población de menor riesgo pero sí son foco de contagio, y la vuelta a la escuela los expone más. Así, hay padres que ante cualquier síntoma no los mandan, mientras otros se hacen los distraídos y los mandan igual, algo que ya pasaba antes de la pandemia”, ejemplificó.
En ese sentido, el grupo poblacional que pasó casi todo el año aislado fue el de los adultos mayores, quienes representan el sector de mayor riesgo ante la Covid-19.
“Los adultos mayores son los que más están sufriendo, primero porque son los que mayor riesgo tienen de contagiarse y que eso tenga un desenlace trágico, si bien también están con poca batería, el riesgo de la muerte hace que sean los que más cuidado tienen”, marcó Quindimil.
Ahora, con el proceso de vacunación en marcha, los que fueron convocados para recibirla manifiestan alegría porque significa volver a recuperar, en algún punto, las actividades que realizaban antes de la pandemia o poder ver a sus familias. “Para ellos también es una carrera contra el tiempo, sienten que la pandemia les robó un año de sus vidas”, marcó el profesional.
Asimismo, marcó que ante la posibilidad de nuevos cierres, surgen dos aspectos: por un lado la negación y las posturas individualistas, y por el otro, la conciencia social y la responsabilidad en pos del bien común.
“Abundan mucho los mensajes individualistas pero también hay un interés comunitario y eso es importante, porque frente a una pandemia ante la que no tenemos experiencia previa, se exacerbaron estos dos mensajes, el individualista y el social”, concluyó.