Julián Axat: poesía, justicia y derechos humanos

El hijo y el archivo es el título del libro más reciente de este poeta y abogado que ha hecho confluir en el mismo cauce la búsqueda de la belleza y la batalla por la justicia.

Jorge Halperín, en su erudito prólogo a El hijo y el archivo, aproxima a Julián Axat a la figura del detective literario en su búsqueda de la verdad en medio de las ruinas, en todo sentido, ­dejadas por los genocidas –militares y ­económicos– que arrasaron todo a su paso y borraron, o al menos es lo que intentaron, las huellas de sus crímenes. Por su parte, en la contratapa, Hebe de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo y a quien está dedicado uno de los capítulos, señala lúcidamente cómo poesía y justicia no solo no son una suerte de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, sino que “se constituyen mutuamente”.

El libro recorre parte de los diez últimos años de Julián Axat, a partir de la necesidad de encontrar un sentido a tantos rastros dispersos de una misma historia a la que se asoma, no con afán arqueológico, como visita a un museo de nostalgias sin restañar, sino cómo construye a partir de esas pisadas un camino que aún se puede llamar futuro. Astillas de un nosotros que es imperioso seguir creyendo posible.

Es una selección de notas publicadas en prensa: diarios, blogs y revistas entre 2012 y la actualidad, relacionadas, en un primer tramo cronológico, al rol que desempeñó durante unos años como defensor oficial de pobres y ausentes ante la Justicia de ­Menores de la provincia de Buenos Aires; luego, las reflexiones que fueron naciendo en el ejercicio de su condición de funcionario que escribe y participa en las discusiones sobre la democratización de la Justicia, como director del programa Atajo en la ­Procuración General de la Nación (2014-2020), así como miembro activo del colectivo Justicia Legítima.

Pero, también, los textos que nacen de lo más profundo y ardido de su historia ­personal: como hijo de Rodolfo Jorge Axat y Ana Inés Della Croce, detenidos desaparecidos desde la madrugada del 12 de abril de 1977, haciendo especial hincapié en el tiempo en que fue querellante en el juicio a la causa del campo clandestino de detención “La Cacha”, llevado a cabo en La Plata entre 2013 y 2014.

Todo en el libro es actual, porque el pasado no termina de pasar, y en el libro hay muchos elementos que deben considerarse seriamente a la hora de construir el futuro, como por ejemplo las muy medulosas “Diez tesis sobre la democratización del Poder Judicial”.

El autor, editor y letrado platense, en la ­búsqueda de sus padres, se encuentra a sí mismo ­zambulléndose en el osario
de la memoria, emerge una palabra perdida, la propia con la que escribe “un poema / que me devuelve / la piel viva de una voz”.
El terrorismo de Estado también actuó sobre las palabras, es cierto, pero las de Julián Axat lograron resistir en su obstinada aventura de seguir nombrando lo que no debe ser olvidado.

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