Cultura

Salta, una tierra de poetas

Manuel Castilla formó una dupla especial con Cuchi Leguizamón

Cuando se le preguntó qué es lo que hacía tan especial al Cuchi Leguizamón, Sara Mamani no vaciló en su respuesta: “Primero, su modo de tocar. Me gustaba mucho su mano izquierda, y lo que nosotros llamábamos en esa época las disonancias. Es decir, una melodía que no era esperable. Uno a veces escucha una melodía y la va siguiendo aunque no la conozca; él era imprevisible, iba hacia un lugar que no era común. Uno de los aportes del Cuchi es el haber enriquecido la música popular con otras vertientes, como el jazz o la música clásica”.

—Al otro integrante de esa dupla legendaria, Manuel Castilla, ¿llegaste a conocerlo?

—Sí, porque era amigo de mi papá. De Manuel tengo un gran recuerdo, porque un día mi papá volvió a casa y nos entregó a mi hermana y a mí un ejemplar del Pequeño Larousse Ilustrado que le había dado Manuel para nosotras. Era un hombre melancólico, no tenía la extroversión del Cuchi, pero juntos formaron una pareja creativa tremenda.

—¿Qué pasa con Salta, que tiene tantos poetas por metro cuadrado?

—Quién sabe, quizá una herencia de la copla ­española. Si uno quisiera teorizar, diría que en Salta gusta mucho la conversación, y quizá de allí se extrae la poesía.

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