Tatuajes sensoriales, una herramienta para controlar al organismo

Además de medir la temperatura, pueden registrar parámetros como el nivel de oxígeno en sangre y el funcionamiento del corazón. Cómo funcionan.

Una de las cuestiones en las que más se puso el foco durante la pandemia fue el hecho de respetar los controles y tratamientos médicos para que las consecuencias de la llegada del virus al país no terminaran afectando la salud de personas que deben atender otros cuadros mucho más complejos. Frente a la necesidad de mantener un registro de los parámetros físicos, químicos y biológicos del cuerpo, un consorcio internacional desarrolló tatuajes sensoriales. Los mismos cuentan con circuitos flexibles que se estampan sobre la piel y cuyas propiedades permiten medir de forma constante la temperatura, humedad, niveles de oxígeno en sangre y el funcionamiento del corazón. Además, existen sensores más avanzados que pueden registrar los cambios en la respiración producidos por el coronavirus.

En lugar de inyectar tintas de colores, un equipo de especialistas en ingeniería orgánica lograron componer una formulación analítica colorimétrica capaz de fijarse en determinadas zonas del cuerpo, para medir cambios en algunos biomarcadores como el pH, la glucosa y la albúmina.

“Las aplicaciones de los sensores dérmicos pueden extenderse a la detección de electrolitos, proteínas, microorganismos patógenos, gases y estado de deshidratación”, señala Ali Yetisen, miembro del Imperial College de Londres. Los tatuajes sensoriales pueden ser permanentes, en el caso de pacientes con enfermedades crónicas, o simplemente removerse como un adhesivo. Esta tecnología procesa en forma directa los parámetros y luego los transfiere a un teléfono.

Hasta el momento, la única técnica empleada era la sinterización, que requiere temperatura de 300 grados para poder unir las partículas que integran el sensor. En este sentido, Huanyu Cheng, integrante del departamento de Ciencias de Ingeniería y Mecánica de la Universidad Penn State, explica: “La superficie de la piel no puede soportar una temperatura tan alta, obviamente. Para evitar esta limitación, agregamos una capa de ayuda a la sinterización, algo que no daña la dermis y que ayuda a que el material se sinterice a una temperatura ambiente”.

De esta manera, los tatuajes sensoriales se vuelven una herramienta más que importante en el camino hacia una medicina personalizada, ya que permiten instalar sensores dirigidos a las necesidades de cada paciente.

Ya sea para personas con diabetes o insuficiencia renal, estos instrumentos trabajan de manera constante y cambian de color al detectar modificaciones en los biomarcadores, lo que permite prevenir enfermedades o ataques.

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