María José Cáceres brindó una charla en La Plata

Una integrante de Médicos Sin Fronteras pasó por el Hospital de Niños

Se trata de la enfermera María José Cáceres, quien en los ocho años que lleva en la organización recorrió diferentes países postergados brindando ayuda humanitaria en contextos de guerras, epidemias y catástrofes naturales 

En el salón de Actos del Hospital de Niños Sor María Ludovica, ayer por la mañana se llevó a cabo una charla informativa sobre las misiones que realizan los integrantes de Médicos Sin Fronteras (MSF), la organización médica y humanitaria internacional que aporta su ayuda a las víctimas de desastres naturales y conflictos armados, sin ninguna discriminación de raza, sexo, religión, filosofía o política. 

Ante la atenta escucha de médicos, profesionales de otras áreas y contribuyentes de la organización, la enfermera María José Cáceres, que forma parte de MSF desde el año 2009, contó su experiencia personal de servicio en lugares como India, Níger, Haití, Colombia, Irak, República Centroafricana, Sudán del Sur, Sierra Leona, Malí, Nepal, Guinea Bissau y El Salvador. En estos países postergados, esta profesional oriunda de Buenos Aires tuvo que desempeñarse en contextos hostiles de epidemias, terremotos y guerras civiles. 

En torno a los motivos que la llevaron a acercarse a la organización, Cáceres explicó a este medio: “Me gusta mucho la ayuda humanitaria en lugares donde no hay acceso a la salud y trabajar en estos contextos complejos. Es una forma de vida, es una carrera profesional, humanística. No hay que quedarse con los brazos cruzados, hacer algo ya marca una actitud”.

Para poder formar parte de MSF, al igual que el resto de los casi 100 argentinos que pertenecen a la organización, esta enfermera de 37 años atravesó un riguroso proceso de selección y luego fue enviada a Barcelona, donde fue capacitada. En simultáneo aprendió inglés y francés, idiomas fundamentales para poder interactuar en la mayoría de los sitios a los que fue enviada. “En muchos países donde solo se hablan dialectos tenemos traductores que nos ayudan a comunicarnos con los pacientes”, explicó María José. 

Desde luego, en estas campañas, que pueden durar desde cuatro semanas hasta nueve meses, las condiciones en las que viven los profesionales no son las mejores. Según explicó Cáceres, “depende mucho de los lugares y las circunstancias. A veces nos toca dormir en hoteles y otras, en carpas”.    

Sin dudas, para poder formar parte de este grupo hay que estar bien preparado en el aspecto emocional. En países como Sudán del Sur, María José fue testigo de una tremenda guerra civil, donde grupos armados quemaron los hogares de miles de personas que tuvieron que escapar en búsqueda de un lugar más seguro. También le tocó trabajar en casos de desnutrición, situaciones críticas de violencia social y sexual. “El trabajo en salud es muy difícil. Siempre ves gente que está entre la vida y la muerte. Uno se va profesionalizando para poder dar lo mejor sin perder la sensibilidad y sin perder la dimensión humana”, concluyó Cáceres. 

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