cultura

Una leyenda viviente

Alejandro Medina es un bajista pionero de lo que con los años se llamaría rock nacional. En su historia se entrecruzan nombres que van desde Pappo a Charly García.

El furor provocado por Los Beatles en los años 60 hizo que en toda Latinoamérica surgieran grupos que pretendían emularlos. En nuestro país, la beatlemanía tuvo varios nombres, uno de ellos The Season, un grupo liderado por Carlos Mellino -quien unos años después sería el cantante de Alma y Vida- y, en bajo, Alejandro Medina.

Alejandro Medina nació en Almagro, el 1° de noviembre de 1949. De adolescente, circuló por todos los reductos donde se estaba gestando eso que se conocería como rock nacional. Entre ellos, La Cueva, un lugar donde se reunían a mostrar sus canciones, Tanguito, Moris y Miguel Abuelo. En 1967, en una de esas manifestaciones artísticas multidisciplinarias que se producían en el Instituto Di Tella bajo el nombre de happening, conoció personalmente a Javier Martínez, con quien, junto a Claudio Gabis, fundaría el mítico trío Manal. El nombre fue la derivación de una expresión corriente de la época. Por aquellos años, para preguntarse cómo andaban, los jóvenes decían: “¿Cómo viene la mano?”.

Pirí Lugones era la nieta de Leopoldo y la hija de Polo; solía presentarse como la nieta del poeta y la hija del inventor de la picana. Era pareja de Rodolfo Walsh y trabajaba como asesora en la editorial de Jorge Alvarez, quien tenía interés en abrir un sello discográfico. En una fiesta de cumpleaños que Pirí organizó en su casa, estaban presentes los integrantes de Manal, porque eran amigos de sus hijos. Allí conocieron a Jorge Alvarez, quien los contratara para que grabaran un disco en el sello que acababa de crear: Mandioca.

Tras la disolución de Manal, participó en la grabación de discos muy emblemáticos: el primer disco solista de David Lebon, Billy Bond y la Pesada de Rock and Roll, Sui Generis, y PorSuiGieco. En 1977, junto a Pappo, creó Aeroblus, un power trío que sería el antecedente de Riff, y que editó un solo disco. Alejandro Medina rememora así esa experiencia: “Aeroblus en esa época era una banda muy pesada, aparte había una situación social en Argentina que estábamos rodeados siempre. Estaba la guardia de infantería, los tipos que ponían bombas, persecución etc.”. La guardia de infantería solía ir a custodiar sus recitales y “encima grabamos en la avenida Belgrano, a media cuadra del Departamento de Policía”. La represión la sufrió en carne propia: en 1977 fue torturado por un grupo de tareas: “Yo, dentro de mi trabajo, me jugué la vida, los huevos. Me chuparon en el 77 y me torturaron durante doce días. Pero me importa un carajo... Tuve la suerte de sobrevivir a eso y poder contarlo y decir que la experiencia fue muy buena porque me permitió ver la Caja de Pandora del ser humano abierta”.

Luego, Alejandro Medina se sumergió en el under. Un largo período solista, con algunos discos, y actuaciones que ya no eran para grandes públicos. Litto Nebbia, puso toda su energía y su sello discográfico a disposición de Medina: “Es un gaucho, Litto, un ser de luz, un tipo del reino musical que en 1965 hizo una versión de Little Red Rooster con Los Gatos Salvajes que nos dejó a todos alucinados”.

Se dio alguno lujos en su vida, como juntar a Charly García y a Luis Alberto Spinetta, para que lo acompañen en un tema, Comprender, o de tocar con Billy Bond, Jorge Pinchevsky y Pappo, o de que en algunas aventuras musicales a las que se larga sea acompañado por Carlos Cutaia, Roberto Petinatto o Ciro Fogliatta. Pero, por sobre todas las cosas, Alejandro Medina quedó en el imaginario rockero como el bajista de Manal, ese trío que fue uno de los grupos que abrió la puerta del rock nacional. Muchas veces se intentó relanzar esa leyenda musical, pero Javier Martínez -baterista y autor de muchas de las letras- se opuso pensando que perjudicaría su carrera solista y, sobre todo, por una reyerta no saldada con el guitarrista del grupo, Claudio Gabis.

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