África arde: seis golpes de Estado en cinco países

En los últimos 20 meses, en escenas similares, líderes militares han derrocado los gobiernos de Mali, Chad, Guinea, Sudán y ahora Burkina Faso. En Níger también lo habían intentado.

Burkina Faso se unió la semana pasada a una lista de países que recientemente han experimentado tomas militares, la mayoría plagados de inseguridad, mala gobernación y juventud frustrada. En la televisión, los nuevos líderes, con boinas y trajes de faena, anuncian que la Constitución ha sido suspendida, la Asamblea Nacional disuelta, las fronteras cerradas.

Los líderes de África Occidental convocaron a una cumbre de emergencia sobre la situación en Burkina Faso, en la que el nuevo líder militar, el teniente coronel Paul-Henri Damiba, dijo a la nación en su primer discurso público que devolvería el país al orden constitucional “cuando se den las condiciones adecuadas”.

El resurgimiento de los golpes de Estado ha alarmado a los líderes civiles que quedan en la región. El presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, dijo: “Representa una amenaza para la paz, la seguridad y la estabilidad en África Occidental”.

Uno por uno

Primero fue Mali, en agosto de 2020. Los militares aprovecharon el enfado de la población por el robo de las elecciones parlamentarias y la incapacidad del gobierno para proteger a su pueblo de los extremistas violentos, arrestaron al presidente Ibrahim Boubacar Keita y lo obligaron a dimitir en la televisión estatal.

En abril de 2021 se produjo un golpe inusual en Chad. Un presidente que había gobernado durante tres décadas fue asesinado en el campo de batalla, y su hijo fue rápidamente instalado en su lugar, violando la Constitución.

En marzo de 2021 se produjo un intento fallido de golpe de Estado en Níger, y en septiembre de 2021 le llegó el turno a Guinea: un oficial de alto rango entrenado por ­Estados Unidos derrocó a un presidente que había intentado aferrarse al poder.

Luego, en octubre, le tocó a Sudán: los principales generales del país se hicieron con el poder, ­rompiendo un acuerdo de reparto del poder que debía conducir a las primeras elecciones libres del país en décadas.

En 2022, finalmente, cayó Burkina Faso. Más de 114 millones de personas son ahora gobernadas por soldados que han tomado el poder ilegalmente. Hubo cuatro golpes de Estado exitosos en África en 2021; no había habido tantos en un solo año calendario desde 1999. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, lo llamó “una epidemia de golpes de Estado”.

¿Qué sucede?

Los golpes son contagiosos. Cuando cayó el gobierno de Mali, los analistas advirtieron que Burkina Faso podría seguirlo. Ahora advierten que si no se castiga a los golpistas, habrá más hechos similares en la región. La gente está harta de sus gobiernos por muchas razones: grandes amenazas a la seguridad, implacables desastres humanitarios y millones de jóvenes sin perspectivas.

Los tres países sahelianos con golpes recientes (Mali, Burkina Faso y Chad) están lidiando con insurgencias islámicas que siguen propagándose, aprovechando las tensiones locales y los agravios contra las élites políticas. Millones de personas en toda la región han sido desplazadas y miles están muertas, y a menudo la gente dice que los políticos parecen no darse cuenta o no preocuparse, conducen autos lujosos y envían a sus hijos a costosas escuelas extranjeras. En África no soportan más la corrupción.

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