Los talibanes festejaron un año en el poder con Afganistán sumido en una crisis humanitaria

Mientras el gobierno celebra “la victoria y la felicidad para los musulmanes”, las restricciones para las mujeres cada vez son más rígidas y la mitad de la población vive en la pobreza extrema. Ningún país ha reconocido hasta ahora el régimen.

Nace un año, los islamistas radicales capturaron Kabul tras una ofensiva relámpago y aprovecharon el cambio de la política exterior de Estados Unidos, que concluyó su intervención militar en el país asiático tras 20 años y se centró más en su disputa hegemónica con China.

Cerca de la embajada de Estados Unidos hubo grandes gritos de algarabía, los talibanes celebraron su primer aniversario de regreso al poder en Afganistán. Este fue un año marcado por el incumplimiento de las promesas sobre los derechos más elementales y el agravamiento de la crisis humanitaria.

En boca de un Talibán

“Cumplimos la obligación de la Yihad y liberamos nuestro país”, afirmó Niamatulah Hekmat, un combatiente que ingresó a Kabul en esa fecha.

El caótico retiro de fuerzas extranjeras duró cerca de dos semanas, en las cuales decenas de miles de personas corrieron al aeropuerto de Kabul con la esperanza de ser evacuadas en algún vuelo de salida de Afganistán. Las imágenes de multitudes irrumpiendo en el aeropuerto, subiendo a aviones, algunos colgados de aeronaves militares de carga cuando estaban por despegar, aparecieron en los noticieros de todo el mundo.

En la plaza Masud, una gran rotonda adornada con banderas blancas del Emirato Islámico, frente a la antigua embajada de Estados Unidos, que se concentró espontáneamente, gritaba a viva voz: “¡Viva el Emirato Islámico! ¡Alá es grande!”.

La otra cara

Los talibanes expresaron alegría por el aniversario, sin embargo, para millones de afganos comunes, particularmente las mujeres, el regreso de los talibanes solo vino a agravar las dificultades de un país que, de 38 millones de habitantes, la mitad vive en la pobreza extrema.

Los talibanes prometieron una versión menos rígida del duro mando islamista de su primer gobierno, de 1996 a 2001. Pero hicieron todo lo contrario: impusieron restricciones sobre las mujeres para cumplir con su rígida visión del islam. Decenas de miles de niñas quedaron excluidas de la educación secundaria, mientras que a las mujeres adultas se les impidió acceder a numerosos cargos públicos y viajar solas fuera de su ciudad. Desde hace dos meses, las obligan a cubrirse de pies a cabeza en público, idealmente con una burka.

Durante el fin de semana en Kabul, los talibanes dispersaron a culatazos y con tiros al aire una concentración de 40 mujeres que se manifestaban por el derecho al trabajo y la educación. Ayer, unas 30 se reunieron en casa de una de ellas y publicaron fotos en redes sociales con eslóganes como “la historia de Afganistán siente vergüenza del cierre de las escuelas” para las niñas.

“Nuestra defensa de la justicia se ha visto silenciada por los disparos, pero hoy seguimos pidiéndola desde nuestra casa”, declaró por mensajería a la prensa una manifestante, Munisa Mubariz.

“Desde el día en que llegaron, la vida perdió sentido”, lamentó Ogai Amail, residente de Kabul. “Nos han arrebatado todo, han ingresado incluso a nuestro espacio privado”.

El temor de las mujeres y niñas

La ayuda internacional, que financiaba el 80% del presupuesto afgano, está apenas ­reanudándose después de verse por completo interrumpida.

Por el momento, ningún país ha reconocido el régimen de los talibanes, y la ONU declaró que las mujeres y niñas sufrieron un “deterioro diario y continuo” de su situación en el primer año de gobierno talibán, que supuso la eliminación de “décadas de progreso” en igualdad de género en el país.

“Esto ha abarcado todos los aspectos de sus derechos humanos, desde el nivel de vida hasta el estatus social y político. Ha sido un año de creciente falta de respeto por su derecho a vivir una vida libre e igualitaria, al negarles la oportunidad de ganarse la vida, el acceso a la atención médica y la educación y a escapar de situaciones de violencia”, señaló en un comunicado ONU Mujeres, una de las entidades humanitarias presentes en el país.

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