Lula da Silva destituyó al comandante del Ejército

El general Júlio César de Arruda fue removido de su cargo a casi dos semanas de las manifestaciones que casi terminan en un golpe de Estado. En Brasil aseguran que había “una crisis de confianza”.

El clima político y social aún está agitado en Brasil después de la toma de los edificios de los tres poderes del Estado en la capital el pasado 8 de enero. En este contexto, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva destituyó ayer al comandante del Ejército, el general Júlio César de Arruda.

Los analistas señalan que ocurrió en medio de una “crisis de confianza” que derivó de los ataques ocurridos dos semanas atrás por parte de grupos leales al expresidente Jair Bolsonaro.

El general Arruda estaba al mando de la fuerza desde el 28 de diciembre, antes de la toma de posesión de Lula como presidente, y fue elegido por antigüedad por el ministro de Defensa, José Múcio Monteiro.

El medio Folha de São Paulo informó que fuentes del gobierno señalaron que el jefe del Ejército “no mostró voluntad de tomar medidas inmediatas” para reducir la desconfianza de Lula hacia el personal del Ejército tras la invasión de las sedes de las instituciones.

“Entiendo que no hubo implicación directa de las Fuerzas Armadas. Si algún elemento, individualmente, participó, responderá como ciudadano”, dijo el ministro Múcio tras la reunión del presidente con los tres comandantes de las Fuerzas Armadas.

El funcionario reconoció que el gobierno está esperando “pruebas” sobre los actos golpistas para tomar medidas y aseguró que los militares respaldan la declaración de Lula de castigar a los involucrados “de cualquier rango”.

“Los militares son conscientes y están de acuerdo con que vayamos a tomar medidas. Evidentemente, en el fragor del momento, necesitamos tener cuidado para que los procesos y las acusaciones sean justas, para que las penas sean justas”, agregó.

Uno de los puntos de mayor tensión tuvo que ver con el jefe del Batallón de la Guardia Presidencial, encargado de la seguridad en el Palacio del Planalto, ya que Lula exigió un cambio, pero el Ejército defendió removerlo solo después de que una investigación demostrara que facilitó la invasión del edificio.

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