Desempleo: 450.000 aportantes menos a la seguridad social

En el último año la desocupación subió del 5,7% al 6,4% y los asalariados no registrados crecieron del 35,7% al 36,1%, provocando la baja de 449.203 trabajadores en el sistema, según datos oficiales de la Subsecretaría de Seguridad Social.

El informe

De acuerdo al documento del organismo, en noviembre de 2024, la cantidad de aportantes a la seguridad social ascendía a 12.648.423 personas, mientras que el año anterior la cifra era de 13.097.626, lo que representa una caída de 449.203 contribuyentes. Esta disminución se dio en todos los sectores, salvo en el de trabajadoras de casas particulares, que experimentó un leve aumento.

Entre los trabajadores en relación de dependencia, tanto en el sector público como en el privado, la caída alcanzó los 172.220 aportantes. En esa línea, el sector privado perdió 85.598 trabajadores registrados y el sector público 85.017. A esto se suman 1.605 aportantes menos en otros regímenes laborales.

Por otra parte, el golpe más fuerte se sintió en el segmento de trabajadores independientes. El número de monotributistas bajó en 19.609 personas, mientras que la cantidad de autónomos cayó en 267.856.

Cabe señalar que, este deterioro en el número de aportantes impacta directamente en el financiamiento de la seguridad social, que ya enfrenta dificultades para sostener jubilaciones, pensiones y otros beneficios.

Los números en la actualidad

A partir de los datos oficiales que aporta la Subsecretaría de Seguridad Social, se conoce que, de los 12,6 millones de contribuyentes registrados, el 76,9% trabaja en relación de dependencia, el 2,9% corresponde a trabajadoras de casas particulares y el 20,2% está conformado por trabajadores independientes.

Sin embargo, en un contexto donde la población ocupada se estima en unos 20 millones de personas, los números evidencian otro problema estructural: alrededor de 7,5 millones de trabajadores se encuentran en la informalidad, lo que agrava aún más la crisis del sistema previsional.

Así, la motosierra libertaria no solo ha recortado el gasto público, sino que también ha golpeado el tejido laboral formal del país, dejando a la seguridad social en una situación cada vez más precaria.