El kirchnerismo avanza con la vía libre para los narcos

Desde el Gobierno proponen despenalizar el consumo de drogas en el país. “Sería un gran paso para la destrucción de la República”, dijeron a Hoy desde la Asociación Antidrogas de la República Argentina

Una y otra vez, el kirchnerismo se empecina en buscar remedios que son peores que la enfermedad. Sucedió con la inseguridad, con la economía y también con el narcotráfico, un flagelo que vuelve a estar en la mira de propios y extraños.

Lo cierto es que la discusión sobre la despenalización del consumo de drogas en el país ya tiene voces a favor y en contra. Sin embargo, la mismísima Cristina Fernández sería la que estaría presionando fuertemente para que la iniciativa -promovida en reiteradas ocasiones por el polémico senador nacional, Aníbal Fernández- se concrete a corto o mediano plazo. La iniciativa también sirve para intentar desviar la atención de la opinión pública (ver aparte). Según se supo, el encargado de elaborar el proyecto es el titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), el padre Juan Carlos Molina. El religioso, de estrechos lazos con la familia Kirchner, ya adelantó los primeros lineamientos a un grupo reducido de invitados a un acto encabezado por la Jefa de Estado, en la Casa Rosada. Pero no todos los sectores del Frente para la Victoria estarían entusiasmados con la discutida movida, que podría dejar en evidencia las intenciones del Gobierno de hacer del país un paraíso legal para los jefes narcos.   

“Éste sería un gran paso del kirchnerismo para la destrucción de la República”, dijo a Hoy el presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, Claudio Izaguirre. E insistió: “lo único que falta parece que es la despenalización de la droga, para destrozar a la gente que no los votó”.

Según explicó Izaguirre, “la Argentina, al igual que Uruguay, no tiene un sistema de salud dedicado a ayudar a los afectados. Portugal u Holanda tienen 80 millones de euros al año para el tema de prevención y asistencia de drogas. El país no tiene eso, por lo tanto estamos condenados a muerte, gracias a los cráneos que tiene el kirchnerismo que hacen daño al país desde todos los puntos de vista”.

“La juventud se degrada”
El titular de la AARA también hizo hincapié en que “permitir el ingreso de drogas a la República en forma irrestricta y permitir que haya grandes jefes del narcotráfico instalados en el país hace que niños de doce años ya tengan declarada la enfermedad de la adicción. Si quieren, despenalizar las drogas,  serán los kirchneristas los más grandes homicidas de la República”.

“Hoy por hoy el kirchnerismo ve como solución la despenalización de las drogas para lavarse las manos con respecto al trabajo que hay que hacer. En realidad, lo único que no quieren es trabajar y, en este tema en particular, dejan que las cosas sucedan”, continuó el especialista, quien no dudó en criticar al secretario de Seguridad, Sergio Berni, “porque está de acuerdo con liberalizar la droga y despenalizar la comercialización”.

EN FOCO

Otra pantalla K para desviar la atención

Es una estrategia a la que el gobierno nos tiene acostumbrados. Cada vez que las papas queman, busca instalar un tema para desviar la atención. En ese sentido, el proyecto para despenalizar el consumo de estupefacientes va claramente en  esa dirección en momentos en que la administración K se niega reconocer la delicada situación económica caracterizada por la profunda recesión, una inflación desenfrenada y la masiva pérdida de puestos de trabajo.

El debate de la despenalización del consumo de drogas está absolutamente fuera de contexto. Es una discusión que quizás podría darse en países del primer mundo, donde prácticamente no existe la marginalidad. En cambio, en la Argentina, tenemos a una de cada cuatro compatriotas viviendo en situación de pobreza o indigencia, un auténtico caldo de cultivo para la proliferación de la inseguridad y del narcotráfico.

Asimismo, con este tipo de proyectos, el gobierno busca circunscribir el debate al tema del consumo, cuando lo más grave del narcotráfico es la forma que se ha incrementado en la Argentina en la última década. En numerosas oportunidades, en las páginas de nuestro diario, hemos advertido que las fronteras de nuestro país son auténticos coladores, los controles brillan por su ausencia. Eso no es todo: también proliferan los vuelos clandestinos debido a que el plan de radarización, tantas veces  anunciado por la administración K, nunca se concretó. A ello se le suma que los sistemas de control de los puertos también se encuentran en la mira, al punto que no existiría la cantidad mínima de scanner que se requiere para detectar el ingreso de sustancias prohibidas en las embarcaciones.

El crecimiento del narcotráfico tiene responsables, con nombre y apellido. Nuestro país hace rato que dejó de ser un lugar de paso de la droga: hay carteles del extranjero que están instalados, operando y lavando dinero manchado con sangre.
No es una casualidad que José Granero, el máximo responsable que tuvo la Sedronar, la Secretaria de Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, actualmente esté procesado por el escándalo de la efedrina, al haber permitido que ingresara a nuestro país una cantidad inusitada de este insumo básico que se utiliza para la producción de drogas sintéticas. Granero es un pingüino de la primera hora. Y estuvo en el cargo durante casi 10 años.

Difícilmente haya podido hacer lo que hizo sin tener el consentimiento de las más altas esferas de la estructura gubernamental.