“Estamos marchando por nuestras vidas”

La convocatoria se realizó en protesta del mal estado de la infraestructura escolar en los colegios públicos de la Provincia de Buenos Aires

ras la explosión que se produjo en la primaria nº49 de Moreno, que tuvo como saldo la muerte de dos personas, docentes bonaerenses marcharon desde Plaza Moreno hasta la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE) para reclamar, principalmente, por mejoras edilicias y más inversión en los comedores escolares. 

Los números son más que alarmantes: al menos 800 colegios del territorio bonaerense están sin clases por distintos problemas, como pérdidas de gas, goteras, cables sueltos, ventanas rotas o baños inhabilitados. 

Además, los educadores le exigieron a la gobernadora María Eugenia Vidal  y al  Director General de la DGCyE, Gabriel Sánchez Zinny, la declaración de la emergencia educativa. 

La movilización, convocada por el Frente de Unidad Docente de Buenos Aires (FUDB) y la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) contó con la presencia de los principales dirigentes de los gremios de los maestros.

Mirta Petrocini, titular de la Federación de Educadores bonaerenses (FEB) dialogó con diario Hoy y manifestó: “No se nos ha escuchado, hoy estamos llorando la muerte de Sandra y Rubén o la situación de Fernando en Melchor Romero que tuvo un Dios aparte”. 

En este marco, la dirigente  aseguró que “la angustia es que lo venimos denunciando, y por más que lo hicimos con gobiernos anteriores, el actual persigue e intenta callar”, y agregó: “Queremos soluciones urgentes porque se están llevando vidas. Hemos estado en la calle por temas de paritarias o salariales, pero hoy estamos marchando por nuestras vidas”. 

Durante la movilización, los gremios docentes presentaron los datos que corroboran la emergencia de las escuelas bonaerenses. De acuerdo a estas estadísticas, de un total de 2000 establecimientos, en el 75% no se controlan sistemáticamente las instalaciones de gas, en un 67,1%  los artefactos no se encuentran en buen estado de conservación y funcionamiento y en un 61,3% las instalaciones de gas están en malas condiciones.