La interna de Juntos por el Cambio en llamas

En plena crisis de liderazgo, la alianza opositora conformada por el PRO, la UCR y la Coalición Cívica muestra grandes fisuras internas en la antesala del año electoral.

Declaraciones cruzadas, guerra de egos, problemas de cartel. ¿Desorientación? Como en un espejo invertido, la coalición de Juntos por el Cambio refleja una actualidad política difícil de reordenar.

Sin la certeza sobre si las candidaturas se dirimirán en las PASO y con el Frente de Todos en pleno proceso de reconfiguración, la oposición comenzó a jugar una feroz interna con futuro incierto: sobran los precandidatos y los entendimientos están lejos de asomar en el horizonte.

Las últimas semanas dieron prueba de ello. Con Mauricio Macri relegado a un rol de apóstol del pasado (líder del “cambio que no fue”), pero expectante a los movimientos políticos de sus adversarios internos, la alianza que en­cabeza el PRO juega con fuego y en la antesala de un año electoral crucial, dinamita sus propios puentes en el intento de recuperar el poder.

Fuego cruzado en el cuartel amarillo

“La próxima te rompo la cara”. Acostumbrada a las primeras planas del universo mediático y aferrada al podio de los posibles aspirantes a la presidencia dentro del PRO, la titular del partido, Patricia Bullrich, se des­pachó a su antojo y echó más leña al fuego cambiemista.

Ocurrió el pasado 24 de octubre en el marco de la presentación del libro Para qué en la Rural, pero trascendió en las últimas horas. “La Piba”, miró al jefe de Gabinete de la Ciudad de Buenos Aires, Felipe Miguel -una de las espadas del jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta- y sin rodeos le escupió:

“No me crucés más por la tele porque la próxima te rompo la cara, conmigo no se jode, te lo aviso”.

El incidente se dio ante la mirada atónita del auditor general de la Nación, Miguel Ángel Pichetto -el último peronista residual comprado por Mauricio Macri, autor de la obra mencionada- y de otros dirigentes y testigos que enmudecieron ante la dantesca escena.

La puteada de la exmontonera se dio como un síntoma de su guerra declarada a Larreta, quien, junto al propio Macri, se disputan el protagonismo de las precandidaturas pre­sidenciales.

La tensión, a esta altura indisimulable, se vive a ritmo acentuado en las filas del PRO con un agravante: en ninguna de las recientes encuestas “serias”, los referentes del partido que nació como vecinalista tiene garantizados los votos para ganarle con holgura y evitar un balotaje a un eventual candidato del FdT, que también entró en un juego de especulaciones sobre quién irá a las urnas en las generales del 2023 para retener el poder y el principal sillón de la Casa Rosada.

La grieta dentro de Cambiemos deja al desnudo la debilidad de un frente político que tuvo la oportunidad histórica de manejar las tres principales cajas del país durante cuatro años -Nación, provincia de Buenos Aires y CABA- y la desperdició en nombre de un “cambio” que dejó una deuda externa récord y dilapidó las chances reeleccionarias de quien hoy juega a esconder las cartas sin definir si irá o no a las urnas para ensayar el “operativo resurrección”: Mauricio Macri.

El conflicto puertas adentro entre las “palomas” y los “halcones” no es nuevo y ya tuvo varios episodios de menor envergadura -o, si se quiere, repercusión mediática-, con protagonistas como los peronistas Diego Santilli -apuesta bonaerense de Larreta-, Cristian Ritondo, o el cacique de Lanús, Néstor Grindetti, cooptado desde hace un tiempo por el expresidente de Boca Juniors.

En el medio de este berenjenal de egos, disputas y ambiciones, también entra la dinamitadora serial Elisa Carrió, que hace más de dos meses visitó un programa de televisión para despacharse a gusto contra los integrantes del espacio que ayudó a fundar y en las últimas horas amenazó con presentar una lista propia si los patitos no se acomodan en la laguna de aguas turbias de JxC.

En el marco de una entrevista radial, a la que fue invitada para hablar de la coyuntura política y del exabrupto de Bullrich, “Lilita”, fiel a su estilo, certificó: “Si esto no se puede lograr, yo voy a presentar mi candidatura. Aunque sea un 2% quiero saber qué porcentaje de la Nación quiere la decencia en serio. No se trata de ganar o perder, sino cuántos somos y cuánta hipocresía hay”. No hace mucho tiempo había afirmado que en el 2019 se retiraba de la política. Lejos de la realidad.

La líder de la Coalición Cívica también le había mostrado los dientes a Macri en declaraciones controversiales durante su participación en el programa de Mirtha Legrand, donde habló sobre el espionaje recibido durante la gestión nacional del ex jefe de Gobierno porteño.

La UCR también a las piñas

En este marco, y fiel a su histórica tradición de ejercitar las fisuras, en la segunda pata política de importancia de JxC las cosas no están mejor. Uno de los dirigentes con mayor proyección política, el exministro de Economía kirchnerista, Martín Lousteau, juega desde hace rato su propio partido y enfrascado en su marca Evolución le quitó poder de fuego a la UCR para hacer pie en territorio porteño.

En las últimas horas, el partido que fundó Leandro N Alem también comenzó a navegar aguas agitadas. A tal punto que otra de las figuras “estelares” de su elenco, el neuroci­rujano Facundo Manes, quedó en una po­sición incómoda de cara a sus pretensiones

electorales. Las diferencias quedaron exhibidas a partir de una crítica que le hizo el senador Alfredo Cornejo al titular del partido, Gerardo Morales, por sus fuertes cuestionamientos a Macri, otro síntoma desesperanzador de la pulseada entre “halcones” y “palomas”.

“La prioridad del radicalismo debe ser garantizar la unidad de Juntos por el Cambio. No podemos caer en gestos de desunión”, dijo Cornejo, antecesor de Morales en la presidencia de la UCR, amagando un gesto conciliador. El senador se alineó al expresidente del PRO: “Mauricio Macri es nuestro aliado, mal que les pese a algunos”.

Lejos de tirar la toalla y casi en paralelo a las declaraciones del mendocino, el lunes pasado Morales ratificó sus dichos en una entrevista y redobló la apuesta. “El gobierno de Macri fue un fracaso”, enfatizó, sin pelos en la lengua. Con todas las piezas desordenadas, el ajedrez político de JxC está cerca del “jaque mate”.

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