EN FOCO

María Eugenia, la mentira tiene patas cortas

No se puede mentir a todos, todo el tiempo. Ni pretender convencer con espejitos de colores a médicos, docentes, jubilados, trabajadores y ciudadanos en general. 

A más de dos años desde su asunción, ya es hora de que la gobernadora María Eugenia Vidal comprenda que sus mentiras tienen patas muy cortas y ponga manos a la obra en escuelas, hospitales, sectores claves como el maltratado astillero Río Santiago. 

Esta Provincia “quebrada” (tal como reconoció la propia mandataria) necesita mucho más que timbreos, puestas en escena, anuncios grandilocuentes sin asidero en la realidad. Por eso ayer, luego de que este diario informara que la mandataria provincial celebró mínimas reducciones en la mortalidad infantil y materna, profesionales de la salud criticaron ese “intento de golpe de efecto ante las malas noticias”.

Y que no hablara, por ejemplo, de las falencias de un sistema sanitario que exhibe sus heridas: salarios por debajo de la canasta básica, graves condiciones laborales, deplorable infraestructura y falta de insumos.

También los docentes, pararán hoy y mañana, no solo para exigir mejoras salariales sino también, sobre todo, para denunciar “el desmantelamiento del sistema educativo”.

Con la sombra del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre nosotros, los reclamos parecen caer en saco roto. Porque, escondido tras la cortina de una benevolente ONG, el organismo multilateral le exige a la Argentina que apriete todavía más el acelerador del ajuste: menos obra pública, menos empleo, salarios y jubilaciones más bajas, entre otros condicionamientos que el presidente Mauricio Macri está dispuesto a cumplir a pie juntillas. 

La Gobernadora, como fiel alumna, lo sigue en la “patriada”. Ya admitió un millonario recorte en la obra pública, que redundará en menos trabajo y más enfriamiento de la economía. La inversión se paralizará pese a que la Provincia dispone para este año de $21.000 millones extras por el Fondo del Conurbano.

En cuanto a los salarios, la guadaña ya amenazaba antes de la vuelta al FMI. A punto tal que, junto a gremios amigos, Vidal cerró paritarias en el 12%, por debajo incluso de la meta oficial de inflación anual del 15% . Fue el caso de sindicatos como Aeri, Salud Pública y la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN).  

Rehenes de sus sindicatos, los afiliados también lo son del IOMA, la obra social de los bonaerenses que, tal como hemos denunciado tantas veces, continúa con su corrupción enquistada. 

La amenaza se cierne también sobre el Instituto de Previsión Social (IPS). Trascendió que el Gobierno nacional apura una reforma en el Pami; Vidal la replicaría en el IPS. Lo pide el FMI: cambiar la edad jubilatoria a los 65 años, reducir el haber inicial, modificar la fórmula de actualización de la ley de movilidad.

En Cambiemos suelen repetir que “lo peor ya pasó”. Hoy, ese mantra no parece más que una expresión de deseos, un anhelo, una utopía lejana como cada meta propuesta por el Gobierno.