Patricia Rinderknecht, una mujer uruguaya que sufrió cautiverio y torturas durante la última dictadura cívico-militar, declaró ayer ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.
Patricia Rinderknecht, que sufrió cautiverio y torturas durante la última dictadura cívico-militar, declaró ayer ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, que desde octubre pasado juzga a 17 represores, por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra casi 500 víctimas alojadas en el Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno.
“Quiero agradecer a los que hacen posible este juicio y a los organismos que apoyan y ayudan a los testigos; es un proceso importantísimo que no se dio en otros países donde hubo dictaduras, aquí la Justicia sigue trabajando”, dijo la mujer.
También pidió condena efectiva para los supuestos responsables, quienes –recordó– “invocaban sus creencias religiosas para hacer cosas terribles como el secuestro y la tortura”.
Patricia contó que, en su juventud, participó de actividades sociales de la Iglesia y en la militancia estudiantil, pero con el golpe de 1973 en Uruguay esas organizaciones fueron declaradas ilegales y, por esa razón, viajó a la Argentina, donde en un principio solo iba a quedarse 15 días, pero decidió prolongar su permanencia.