Lo matan de un tiro en la cabeza para robarle la moto

Un joven de 26 años fue acribillado por dos motochorros, que lo asaltaron en San Carlos. Cometido el homicidio, los criminales escaparon con el rodado de la víctima, quien murió camino al Hospital

Los tiempos que corren, tan salvajes y sangrientos, no entienden de motivos; a diferencia de otras épocas, los delincuentes actuales salen con una premisa clara: matar o morir. No les importa acabar con la vida de un inocente para despojarlo de un bien, cualquiera sea el mismo. Asesinan por el simple hecho de asesinar. La nueva víctima de esta ola de violencia irracional e inusitada fue un joven de 26 años, a quien fusilaron de un disparo en la cabeza para quitarle  la moto en la que se trasladaba; el episodio, tan lamentable como cotidiano, tuvo lugar en La Granja, y los criminales se mantienen prófugos. 

No se habría resistido

Fuentes policiales le contaron a Trama Urbana que el damnificado, identificado como Alejandro Pelaya, se encontraba ayer cerca de las 20 en 520 y 139 en su moto Yamaha de 125 cilindras. Entonces dos motochorros se le pusieron a la par, uno extrajo un arma de fuego y lo apuntó, exigiéndole la entrega del rodado. “No sabemos si se resistió”, narró un vocero ante este diario, pero lo cierto es que el joven, domiciliado en Melchor Romero, terminó con un tiro en la cabeza. 

No conformes con la agresión, uno de los cacos tomó el vehículo de Pelaya y se fue a toda velocidad con el mismo, al igual que su cómplice. Una llamada al 911 alertó a la Policía y minutos después se hicieron presentes agentes del CPC La Plata, al mando de su titular Ricardo Astopini. Debido a la gravedad del herido, fue trasladado en el patrullero hasta el hospital San Roque de Gonnet. “Si esperábamos a la ambulancia, era peor”, admitió el vocero consultado. Pese a eso, el hombre murió antes del arribo al nosocomio.  

Con los datos de que los maleantes escapaban en una moto roja se inició una búsqueda que tuvo sus frutos en las inmediaciones de 516 y 145, donde divisaron a los sospechosos. Se inició una persecución que culminó en una casa de 143 y 514 pero, pese a eso, no se pudo apresar a los responsables. “Hicimos ese recorrido, pero no tenían nada que ver con el hecho”, admitió un investigador. 

Hasta la escena del crimen llegaron agentes del CPC La Plata; de la Jefatura Distrital Oeste, al mando de Ignacio Rosales; del Gabinete de Homicidios de la CDI y peritos de la Policía Científica, además de la UFI 2, que se entrevistaron con testigos del incidente. Uno de ellos relató que Penayo “comenzó a convulsionar y poco se pudo hacer”.