Marginalidad, guerra narco y falta de prevención: un cóctel explosivo que terminó en un doble crimen

El barrio La Palmera de San Carlos se volvió una zona tan peligrosa y de difícil manejo para los agentes de la Policía que ni siquiera pueden entrar al área.

A un día de los brutales homicidios en el barrio La Palmera de San Carlos, informados en exclusiva por este medio en su edición anterior, la calma pareciera no llegar todavía a ese sector tan castigado por la delincuencia y la marginalidad. Los robos y los ataques a balazos se convirtieron en moneda corriente en los últimos meses. Así, el previo asalto a un vecino a quien le dispararon en la cabeza para después quemarle la casa terminó, durante la noche del agitado domingo, en un doble crimen cometido casualmente (o no) a metros del incidente anterior.

De acuerdo a lo aportado por voceros policiales, la gresca que terminó en las muertes de Marcelo Aldo Rivas, un albañil de nacionalidad paraguaya de 19 años domiciliado en 151 entre 37 y 38, y de Nahuel González, de 20 y con residencia en 151, 36 y 37, lleva su tiempo.

“Todo fue por una pelea de vieja data entre los dos implicados, que se mataron entre sí”, resumió un calificado jefe de la fuerza, que se hizo presente en la escena del hecho. Dicha rivalidad estaría fundamentada en el manejo de la venta de la droga en el área, pese a que en abril del año pasado, 300 efectivos conducidos por Juan Navatta, por entonces titular de la subcomisaría La Unión (hoy en la comisaría Decimosexta) “limpiaron” la zona. Incautaron grandes dosis de cocaína y marihuana, y después derribaron una serie de bunkers donde se preparaban las sustancias prohibidas. Hubo aprehensiones y todo pareció tranquilizarse, pero entonces cambió el mando de la seccional y regresaron los conflictos.

En ese marco, una de las facciones expulsó del barrio a un contrincante, quien en las últimas horas decidió volver. Su regresó no cayó nada bien y se recrudecieron los conflictos.

Ataque despiadado

La pareja de González relató que estaba junto a él en su casa de 151 entre 36 y 37 cerca de las 21 del domingo, cuando comenzaron a escuchar incidentes en el exterior. Se asomaron para “ver qué pasaba” y entonces una bala atravesó el cerebro del joven, quien cayó desplomado. Ante la gravedad del asunto, lo trasladaron en un auto particular hasta el hospital Alejandro Korn de Melchor Romero, donde ingresó sin vida. Sin embargo, las palabras de esta mujer no terminan de cerrarle a los pesquisas, quienes continúan avanzando para llegar a la verdad. “La idea de que el masculino estuviera dentro de su domicilio no termina de cuajar”, admitió uno ante Trama Urbana, y no dudó en situar al fallecido en el centro del conflicto.

El parte oficial al que este medio tuvo acceso dice que González estaba en la calle, Rivas le efectuó varios disparos impactándole uno en el cuero cabelludo. Los familiares del herido, que estaban con él, abrieron fuego también, impactando un proyectil en el agresor.

De lo que nadie duda es justamente de la venganza por mano propia de los allegados de González para con Rivas. Pero un vocero consultado por este diario relató que, además de descerrajarle un tiro en el pecho, “también lo atacaron con armas blancas, apuñalándolo”. Así, a quien llevaron ahora a un centro médico, de urgencia, fue al joven de nacionalidad paraguaya. Sin embargo, los facultativos del UPA de Los Hornos que lo recibieron nada pudieron hacer por él. Antes de las 22.30, la trifulca se había llevado dos vidas.

Pese a eso, el descontrol en el barrio siguió y, cerca de las 23, los agentes de la fuerza que se encontraban en el sitio se vieron en la obligación de solicitar refuerzos, haciéndose presentes numerarios de otras fuerzas, de Caballería y personal del Grupo de Apoyo Departamental (GAD).

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