Delincuencia sin fin: tres ladrones fueron asesinados por policías
Dos de ellos fueron acribillados por la espalda de seis y cuatro tiros, hecho por el cual un subcomisario que ya había matado a otros dos delincuentes permanece aprehendido.
Las familias de las despiadadas entraderas exigen justicia y revelaron espeluznantes detalles de lo sucedido: “Amenazaron con llevarse a nuestros hijos y venderlos”.
24/05/2021 - 22:30hs
Sin lugar a dudas, la entradera más brutal en la ciudad en lo que va del año tuvo lugar durante la madrugada del sábado en un sector de quintas de Abasto. Una banda conformada por al menos cinco delincuentes que se hicieron pasar por policías atacó a dos familias, las golpeó, las amenazó y les quitó dos millones de pesos. Mientras la Justicia platense sigue buscando a los implicados del salvaje suceso, aunque no tienen pista alguna para dar con ellos, se conocieron en las últimas horas nuevos detalles, que marcan a la legua el nivel de brutalidad empleado.
Tal como este diario publicó en su edición del domingo, todo se inició cuando los malvivientes se acercaron hasta una serie de viviendas ubicadas en la ruta 36 y la calle 526, a las 2.30. Allí residen, en un terreno amplio, varias familias bolivianas que cultivan la tierra. Debido al trabajo profesional de los hampones y al ruido de la constante lluvia y fuertes vientos, Himar Cazón Chabez no escuchó nada extraño y recién abrió los ojos cuando los intrusos estaban ya en su domicilio, luego de envenenar y matar a cuatro perros. Junto al hombre, de 32 años, residen sus hijos de 9 y 6 y una beba de 11 meses, además de su mujer.
“No te muevas, quedate quieto”, le ordenó a los gritos uno de los delincuentes, mientras otro lo maniataba con alambres. A su pareja, en tanto, la cubrieron con sábanas. El joven relató que, atado, no pudo hacer nada por su familia e indicó que su beba tenía la mano colgando y jugaba con la sábana que su esposa tenía en la cabeza, a la vez que reía. Ante esto, los desalmados le dijeron: “Le corto la mano”, para luego amenazarlo con que le dieran todo el dinero o, de lo contrario, se llevarían a los menores para venderlos.
Críticas a los agentes de la fuerza platense
Lejos de conformarse con el botín hallado en esa finca, los cacos continuaron con su accionar y se dirigieron a otra, siempre dentro de la propiedad. En ella viven Rocío Bengochea (22) y su pareja, Clemente Sandoval Velásquez (31), quienes también dormían cuando fueron abordados.
A ella también le pusieron una sábana en la boca y la golpearon cobardemente, pese a estar esperando una criatura. “Me dieron con la culata del arma en la cabeza, tengo el hueco todavía, y me rasparon todo el cuerpo a patadas. Les dije que estaba embarazada y uno frenó, pero le siguieron pegando a mi marido. Quedó con toda la frente abierta”, recordó y añadió: “Nos ataron a los dos con alambres”.
En un momento dado, se dirigieron a la hija de tres años del matrimonio y le preguntaron dónde guardaba su padre la plata y “los fierros”, y a continuación la amenazaron asegurándole que si no hablaba le iban a cortar los dedos a Clemente: “Tu papá no trabaja más”, indicaron.
“Estaba asustada más por mi hija que por nosotros. Quedó traumada. La amenazaron con secuestrarla si no le dábamos la plata y las llaves de la camioneta”, agregó la mujer, para referir a su vez que “pensaron que mi marido era el dueño del lugar, pero él solo vive acá. El dueño no. Este es un terreno alquilado”.
En declaraciones a este multimedio, dijo: “Se llevaron todo, nuestros ahorros, los de mi suegra y la recaudación del trabajo. Pido justicia porque no es así, uno se rompe el lomo trabajando para tener las cosas y vienen estos chorros y se llevan todo. Estoy a tres semanas de tener a mi hija y esto me puso re mal. Estoy harta de trabajar todo el día para que después nos roben”.
Enojada, relató: “La Policía llegó tarde” y culminó informando: “A la nena tengo que llevarla al psicólogo a ver si se olvida lo que pasó. No pudo dormir, y nosotros tampoco. Nos quedamos despiertos para ver si aparecían de nuevo”.
Los malhechores escaparon con dos millones de pesos en efectivo y dos camionetas. Hasta el cierre de esta edición, seguían prófugos.