Otra vez lo mismo: robo y destrozos en un club deportivo

La entidad damnificada fue nuevamente Ensenada Rugby, cuyas instalaciones ya habían sido víctimas de fines ilícitos dos semanas atrás. Duras quejas contra el Comando de Patrullas de esa ciudad.

Un un mal sin fin, nuevamente un club de barrio sufrió en las últimas horas el despiadado paso de la delincuencia, y en esta oportunidad, como en tantas otras, los hampones no se contentaron con aquello que consiguen para llevarse, sino que también generaron destrozos en las instalaciones.

Si bien se dio a conocer ayer, el último incidente tuvo lugar el sábado en Ensenada Rugby Club (ubicado en Camino Vergara y 126 del barrio El Dique), que ya había sufrido un ilícito el 22 del mes pasado. En esta oportunidad, sujetos desconocidos ganaron el interior y se apoderaron de diferentes elementos de valor, además de realizar ataques vandálicos, como destrozos de tableros electrónicos y nuevos cortes en el alambrado de seguridad.

Sin embargo, el hecho podría haber sido aun más grave si las autoridades de la institución no hubiesen retirado, días atrás, un freezer, termotanques eléctricos y otros electrodomésticos, a sabiendas justamente de que podían volver a asaltarlos.
Si bien las fuentes policiales consultadas por este medio relataron que los atracos sufridos en el lugar fueron dos, algunos integrantes del club hablan de tres. En las redes sociales, uno de ellos escribió: “Tres robos en una semana, estaría bueno que alguien haga algo, no solo por lo material sino por el tiempo y esfuerzo que le ponemos y no rinde sus frutos”.

“Como hace 15 días, nos entraron a robar. Alguien tiene que hacer algo”, dijo otro, apuntando directamente a la deficiencia de seguridad llevada a cabo por el Comando de Patrullas de Ensenada. “No hacen nada, no se ve un móvil circulando por la zona. Es un desastre. No sé si la zona está liberada porque los delincuentes trabajan para ellos. Ya no sé qué pensar”, puntualizó una de las víctimas.

Para finalizar, otra expuso: “Pasa lo mismo de siempre. Mi papá fue cuidador durante 35 años, era un paraíso y ahora es un abandono total. Es un aguantadero de malandras, que son los que roban y destruyen”.

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