La música, de luto: a los 65 años, falleció Pocho la Pantera

Víctima de un cáncer de riñón, uno de los artistas populares más queridos del ambiente no pudo ganarle a esta cruel enfermedad

Ernesto Gauna nació el 29 de noviembre de 1950 y falleció el 1º de noviembre de 2016 en la misma ciudad que lo vio nacer: Buenos Aires. Pero su alter ego, Pocho la Pantera, vive en la inmortalidad que solo alcanzan las grandes estrellas. Ayer el cáncer de riñón que lo aquejaba desde hacía un tiempo lo terminó doblegando en el Instituto Médico de Alta Complejidad porteño, rodeado de sus afectos.

Su vida estuvo repleta de altibajos y conversiones. Debutó en el ambiente tropical con su primer disco en el año 1984, llamado simplemente Pocho la Pantera, el cual le hizo ganar un lugar importante en una movida que estaba en pleno auge. Pero su momento de fama llegó seis años después, cuando editó El hijo de cuca, un éxito imperecedero que lo llevó a ganar, según contó, “hasta 180.000 dólares por mes. Dejé de trabajar dos años y me fui de viaje a Europa. Me gasté más de un millón de dólares”.  

En esa época de plata fácil, las drogas se convirtieron en parte de su vida, tan es así que en 1991 estuvo preso por tenencia de estupefacientes. Después de una temporada en el “infierno”, se aferró a la religión evangélica de la mano del pastor Giménez, donde conoció a su esposa, Viviana “La Griega” Basilia, quien lo acompañó hasta los últimos momentos. “En el año 1994 dejé de tomar alcohol, dejé de fumar, dejé la droga y el sexo salvaje”, contó el cantante recientemente.

En los últimos tiempos se dedicó al arte plástico (ver aparte) y fue uno de los artistas preferidos de la red social Twitter, donde solía compartir fotos con decenas de colegas de todas las épocas. Allí, el 21 de octubre, seguramente previendo el desenlace fatal, se despidió con un emotivo tuit: “Recuerden esto: ustedes me dieron todo. Gracias por el aguante”. 

Los famosos y el público multiplican minuto a minuto los mensajes de despedida a un artista que trascendió el género y se convirtió en un emblema del arte popular. 

Su paso como artista plástico durante 2014 en La Plata

Pocho fue convocado por la galería Cósmiko de la ciudad, en la que se vendió parte de su obra pictórica. El artista platense Santiago “Casiasesino” Duarte, rememoró ese momento único: “Era muy salvaje, alucinante. Como un Basquiat tropical. Usaba colores saturados, y los temas, por ejemplo, eran él robando una caja fuerte. Era muy humilde y no se creía un artista, aunque estaba buenísimo lo que hacía y fue una gran muestra”, recordó Duarte. Una gran pérdida.

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