Aranguren en los dos lados del mostrador

El ministro de Energía le dio 7 de 8 licitaciones de importación de gasoil a Shell, empresa en la que trabajó hasta junio de 2015. Crece la polémica por los CEOs de multinacionales en cargos de gobierno

La crisis energética que atraviesa la Argentina producto del descontrol efectuado por el kirchnerismo durante la mal llamada década ganada, sigue causando estragos para los intereses del país, debiéndose importar energía por cientos de millones de dólares para contener este déficit.

Con la llegada de Mauricio Macri al poder, muchos creyeron que se iba a acabar con los negociados impuestos durante la era K, pero la realidad, como sucede en muchos casos, le pegó una fuerte cachetada a esa ilusión. Según se pudo conocer en las últimas horas, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, le adjudicó a Shell, empresa en la que trabajó hasta junio de 2015, siete de las ocho licitaciones para importar gasoil a la Argentina.

La irrupción de los meses más fríos del año, trae aparejado que se preparen operativos de emergencia para contener la mayor demanda energética, de allí que se haya licitado por medio de Cammesa, empresa que administra el mercado eléctrico mayorista, ocho barcos de gasoil, donde a pesar de presentarse 9 firmas a la licitación, Shell se quedó con 7 de las ocho en disputa.

El negocio fue redondo para la empresa de la cual titular de Energía posee 13 millones de pesos en acciones Clase A. Según trascendió, Cammesa pagará cerca de US$ 18 millones por cada barco de gasoil importado, por lo que la licitación total para Shell rondó los 150 millones de dólares.

Controversia creciente

La polémica por la decisión de la cartera energética se da porque Aranguren trabajó durante 37 años en la empresa privada, de los cuales fue su CEO durante todo el período K hasta junio del año pasado, donde se tuvo que retirar de su puesto por las fuertes peleas que mantenía con el gobierno de Cristina Kirchner por la política energética.

Esta actitud de Aranguren trajo aparejado que volviera a crecer en la clase dirigente la discusión por la llegada de múltiples CEOs de empresas multinacionales al gobierno de Mauricio Macri, que ven la administración pública como una empresa privada, haciendo caso omiso de la labor social que representan por detrás los cargos públicos.

Además del ministro de Energía, está en boga el papel que vienen jugando Francisco Cabrera en el Ministerio de Producción tras su paso como director regional de Hewlett-Packard; o el del vicejefe de Gabinete Mario Quintana por su paso por Farmacity; así como el de Isela Costantini en Aerolíneas Argentinas cuando fue CEO de General Motors; o el del dueño de los supermercados La Anónima, Miguel Braun, como Secretario de Comercio Interior.

La falta de normas y reglas claras, hace que la posibilidad de que se cometan negociados con los intereses públicos crezca, y actitudes como las de Aranguren favoreciendo a la empresa de la cual es accionista y dirigió hasta el año pasado, no ayudan a recobrar la confianza en la clase dirigente por parte de la sociedad.