Ni el baúl lo ayudó esta vez

El senador nacional fue asaltado por delincuentes armados en la localidad bonaerense de Gerli. Anteriormente, había asegurado que la inseguridad era una “sensación” creada por los medios

Esclavo de sus propias palabras. En eso se convirtió el polémico senador nacional K, Aníbal Fernández, luego de que la crítica situación que vive el país en materia de seguridad lo depositara nuevamente en una realidad que negó una y otra vez en entrevistas y declaraciones a la prensa.

En este contexto, durante la noche del último sábado, el legislador kirchnerista fue asaltado por delincuentes armados que le robaron su automóvil de lujo en la localidad bonaerense de Gerli, tras lo cual denunció el robo a la policía. 

Según fuentes cercanas al exjefe de Gabinete, Fernández -que viajaba en su coche, solo, sin custodia- fue amenazado “con una pistola” sobre la avenida Hipólito Yrigoyen, ex Pavón, al 2200, cerca de una estación de carga de GNC.

Con el asalto ya consumado, el senador caminó hasta una estación de servicio donde llamó por teléfono al 911 de la policía para denunciar el robo y luego se pidió un remisse para regresar a su casa. Horas más tarde, el automóvil (un costoso vehículo de alta gama, marca BMW) fue hallado por la policía en el barrio porteño de Constitución, de acuerdo a lo informado por las mismas fuentes.

El pez por la boca muere

Lo cierto es que el caso vuelve a dejar sin efecto alguno los insólitos argumentos de distintos funcionarios del Gobierno, quienes aseguraron que la inseguridad es nada más ni nada menos que una “sensación” (en su momento, la ahora exministra de Seguridad, Nilda Garré, usó ese término para hablar del terrible flagelo).

De hecho, fue el propio Fernández quien en ocasiones anteriores minimizó la problemática al indicar que “si se ponen cinco hechos truculentos en la televisión, no tenemos más remedio que ver eso, una multiplicación exacerbada de un hecho”. Sin embargo, esta vez ni siquiera lo pudo ayudar el famoso baúl que lo hizo tristemente célebre, en aquél intento de huida que protagonizó en la década de los noventas en la Municipalidad de Quilmes -todavía siendo intendente de dicha comuna-.  

Pero no sólo eso: el senador K también había hablado de “un punch mediático” y de una sensación que “está y no se cambia con discursos, se cambia con hechos”. Palabras a las que se las llevó el viento y que hoy carecen de sustento frente a un complicado escenario, en el que los malvivientes ya ni siquiera distinguen entre clases sociales.