Aumentos en productos y servicios para afrontar el frío alcanzan el 155%

Pasar el invierno, una cuestión cada vez más difícil

Desde la llegada de Mauricio Macri al poder, los productos típicos de la época invernal no paran de aumentar, alcanzando un incremento de hasta un 155%. Leña, garrafas, querosene, carbón, lentejas y polenta se encuentran al tope de las subas. La complicada realidad de los sectores más vulnerables de la sociedad para superar el frío

Hay que pasar el invierno”, supo decir alguna vez Álvaro Alsogaray  para graficar la complicada situación que vivía la economía argentina allá por 1959. Casi sesenta años después, la realidad no parece ser muy diferente, ya que una inflación sin control, la caída en el poder adquisitivo, los tarifazos en los servicios públicos y los salarios a la baja han originado un marcado descenso en el nivel de vida de los argentinos, impactando con mayor dureza en los sectores más vulnerables de la población.

Los fríos extremos que han asolado al país en las últimas semanas han puesto el foco en los fuertes aumentos que ha tenido la canasta media de bienes y servicios de invierno desde la llegada de Mauricio Macri  al poder. De acuerdo a datos suministrados por los organismos de Defensa del Consumidor, los productos típicos para combatir las bajas temperaturas han llegado a superar en los últimos 19 meses el 150%, golpeando el bolsillo de los ciudadanos.

El costo de calefaccionar los hogares, si no se tiene gas natural o si se quiere alivianar las facturas en el servicio, se ha incrementado a niveles muy grandes, ya que por ejemplo el precio de la leña para las estufas de los hogares subió un 155% desde diciembre de 2015. Lo mismo sucede con el kerosene, que se elevó en su valor un 128%, mientras que el carbón para las calderas se acrecentó un 115%.

Idéntica situación se vive con las garrafas de gas envasado: en dicho período se disparó su precio en un 132%, con el agravante de que en el caso de las garrafas sociales algunos vivos hicieron grandes negocios a costa de la necesidad ajena, subiendo sus importes un 107% más de lo reglamentado por el Gobierno.

Alimentos más caros

En otro de los rubros típicos de estas épocas invernales, como es el caso de los alimentos, su aumento en los precios ha ido de la mano del brote inflacionario que sufre el país. Hacer un guiso o elaborar una comida casera caliente para las familias se ha convertido en una misión casi imposible, en el caso de los hogares más pobres.

De acuerdo a los informes de relevamientos de precios de distintos organismos, los alimentos típicos para la estación más fría del año crecieron, en promedio, un 63%. Entre ellos se destacan las lentejas, alimento altamente proteico y que sirve para calmar el hambre, el cual se incrementó en un 110% bajo la era Cambiemos.

Otro producto que vio acrecentarse su valor en estos últimos dos años ha sido la polenta, cuyo costo se elevó en un 105%. En tanto, los fideos guiseros aumentaron un 97%. Un caso similar es el del arroz: sus marcas más baratas y accesibles han aumentado hasta un 90%.

Carrera de obstáculos

En diálogo con diario Hoy, el director de la Unión de Usuarios y Consumidores (UUC), Claudio Boada, señaló que “resulta ilógico e inentendible que los precios de los productos estacionales estén aumentando más en este momento de tanta crisis que en otros. A eso se le agrega la inflación; a pesar de los niveles de consumo que van en baja, contrariamente a lo que dice la teoría económica, los precios siguen subiendo con bastante fuerza”.

Para el representante de los consumidores, “esto impacta lógicamente con mayor fiereza en los sectores de menores recursos de la población, que han visto retroceder su nivel en la alimentación drásticamente en los últimos meses. Estos cambios de hábitos han llevado a que para hacer pan se haya dejado de comprar la harina tres ceros para pasar a la harina de maíz, que es más barata”. 

“Cuando suceden este tipo de situaciones, lo único que se advierte es que la crisis se agiganta a cada minuto. Para los sectores más vulnerables, hacerle frente al invierno se ha convertido en una carrera de obstáculos, donde sus magros ingresos no les alcanzan y hacer llenar la panza con algo caliente para combatir el frío es casi imposible, debido a los tarifazos en los servicios públicos o por el incremento en los alimentos o productos como leña, kerosene o carbón”, resaltó Boada.

Abrigarse sale más caro

Comprar ropa para batallar contra las bajas temperaturas se ha convertido en todo un desafío para los argentinos. Solo en lo que concierne a los tejidos realizados con lana, sus precios se elevaron en un 85% en los últimos dos años. 

En tanto, los valores de los acolchados, cobijas, colchas, gorros y bufandas se incrementaron (variando según calidad y grosor), en promedio, un 80%.

Por ende, abrigarse para pasar el invierno sale cada vez más caro en nuestro país.

Cifras de un escenario plagado de aumentos

- 110% de suba tuvieron las lentejas entre 2015 y 2017

- 155% creció el precio de la leña en los últimos 19 meses

- 128% se elevó el monto del querosene desde diciembre de 2015

- 107% más caras se venden las garrafas sociales en el Interior del país

- 97% se acrecentó el costo de los fideos en dos años

- 132% se disparó el valor de la garrafa de gas desde la asunción de  Macri

- 115% trepó el importe del carbón en la era Cambiemos

- 105% se incrementó el importe de la polenta de dos años a esta parte

Crece el faltante de garrafa social en los barrios

Los datos crudos de la realidad indican que en la Argentina existen cuatro millones de hogares que no tienen gas natural en sus domicilios y que, para calefaccionarse, cocinar o realizar sus labores diarias, deben acudir al gas envasado, mucho más caro que la red domiciliaria.

A pesar de que en la actualidad sigue vigente el Programa Hogar, ideado para subsidiar a los hogares de bajos recursos sin acceso a la red y que consumen el gas en garrafas de 10, 12 y 15 kilogramos, costando la más barata 138 pesos, en la mayor parte del país, principalmente en el Interior profundo, las garrafas sociales se venden un 107% más caras.

La falta de este producto en los barrios más humildes ha llevado a que se haya conformado un negocio irregular que linda con el delito, por el cual los sectores más vulnerables terminan pagando una garrafa de 10 kilos hasta 280 pesos, cuando la misma en épocas de frío puede durar entre 4 y 5 días, lo cual debilita sus escasos recursos para hacer frente a la crisis.

“La falta de rumbo de este Gobierno con la inflación es brutal

Susana AndradaTitular del Centro de Educación al Consumidor (CEC)

“Los productos que más aumentan de precio son aquellos que están vinculados al alto consumo. Por ejemplo, en época invernal, todo aquello que tiene que ver con alimentos altamente calóricos y proteicos. En este sentido, con el frío baja el precio del helado y en verano desciende el valor de la polenta, y viceversa. 

El aumento en el kerosene y la leña tiene una explicación lógica desde el punto de vista del mercado y no del consumidor, ya que la mayoría de la gente, al ver que aumentó la luz, el gas y la garrafa, busca otros sustitutos de energía, es decir, el kerosene y la leña. Y hablo de lo que es la base de la pirámide. 

Al haber más demanda y consumo de estos productos, aumenta el valor, porque en la lógica de la economía el precio se regula por la oferta y la demanda. Por lo tanto, cuando un producto es más comprado, el precio tiende a aumentar. 

Este es un comportamiento altamente dañino para el consumidor, pero tiene que ver más con lo que es la inseguridad económica y financiera. La falta de rumbo de este Gobierno con la inflación es brutal, no se sabe qué va a pasar con las tarifas, y eso da como resultado que los empresarios busquen la manera más fácil de enriquecerse y lo que hacen es buscar la ganancia rápida, y no una inversión a futuro”.”

“El Estado no ejerce su función de control y se remarcan los precios constantemente”

Héctor PolinoTitular de Consumidores Libres

“Lo que estamos viviendo pasa porque el país vive un proceso inflacionario, porque el propio Gobierno nacional autorizó fuertes aumentos en la energía eléctrica, gas natural, agua potable, combustibles y peajes. Todas esas subas modifican las estructuras de costos, se trasladan a precios y, como no hay controles, no siempre lo hacen en la misma proporción, sino que muchas veces, ante la duda, se trasladan en una proporción mayor.

Hoy en las estructuras de costos hay que incorporar un rubro: el por las dudas. El Estado no ejerce su función de control y se remarcan los precios constantemente. Tiene que hacerlo. Ahora, es imposible controlar el negocio, el almacén, la verdulería, la panadería, la carnicería del barrio. Hay que controlar a los grandes grupos económicos, que son formadores y deformadores de precios al mismo tiempo, aquellas empresas que tienen una posición dominante en el mercado.

Hay 28 grandes firmas, todas de capital extranjero, que concentran el 80% de la producción de los artículos de la canasta básica de alimentos y artículos de limpieza. 

Hay cinco grandes cadenas de supermercados que concentran el 70% de las ventas minoristas. Eso es lo que hay que regular y esa tarea la debe hacer el Estado aplicando la Ley de Defensa del Consumidor”.