Las secuestraron en la calle y les desvalijaron la casa

Sucedió durante la madrugada de ayer. Las víctimas estaban en su auto, esperando el semáforo en 44 y 131, cuando fueron interceptadas por delincuentes armados. Tras un raid en el que las pasearon por toda la ciudad, los asaltantes terminaron en la vivienda de una de ellas, alzándose con diversos objetos de valor, electrodomésticos y dinero en efectivo

Dos delincuentes armados perpetraron, ayer a la madrugada, un importante raid delictivo en la región, interceptando y tomando como rehenes a dos mujeres que iban a bordo de un automóvil en la zona del barrio San Carlos. En primera instancia, los asaltantes se dirigieron hasta la casa de un familiar de las víctimas y luego hasta la vivienda de las jóvenes, ubicada en La Loma, donde sustrajeron gran cantidad de electrodomésticos, dinero y objetos de valor.

Todo comenzó alrededor de la 1, cuando Evelyn y Bárbara, ambas de 32 años, se encontraban detenidas en la esquina de 44 y 131 esperando el semáforo. Allí mismo fueron abordadas por dos ladrones en moto que, a punta de pistola, las amenazaron para robarles. Según le comentó Evelyn a Trama Urbana: “Uno era un muchacho de unos 30 años y la otra persona era una nena, que después nos enteramos que tenía 16. Estábamos detenidas y vi cómo se nos pusieron a la par. Mientras nos apuntaban con un arma, nos pidieron plata. Nosotras no teníamos ni la billetera encima, así que el hombre se bajó de la moto y se metió adentro del auto. La hizo pasar a Bárbara a la parte trasera y se me sentó al lado, obligándome a ir al barrio de ellos”; así arrancó Evelyn su escalofriante relato. 

Mientras ella manejaba el coche amenazada por el sujeto, la chica de 16 los seguía en moto, como si los estuviera custodiando. Al llegar a 2 y 92, el muchacho hizo detener la marcha del rodado, descendió e ingresó a una vivienda para buscar una mochila. “Cuando volvió, nos dijo de ir hasta el domicilio  de alguna de las dos a buscar plata. Bárbara tenía a las nenas durmiendo en la suya, por lo que le dio una dirección que, en realidad, era la casa de su suegra, una mujer mayor. Fuimos hasta el lugar haciéndoles creer que las chicas estaban ahí, al cuidado de su abuela, como para terminar rápido con esto sin hacer mucho escándalo”, explicó la damnificada. Todo podría haber acabado allí si la mujer no hubiera preguntando por sus nietas, lo cual enfureció al malhechor, quien les exigió a las víctimas ir a donde en realidad vivían.

De esta manera, se dirigieron hacia la vivienda ubicada en 35 entre 22 y 23 con el fin de vaciar el lugar y llevarse todo lo que fuera posible: “Encerraron a la tía de las nenas en el baño y nos sacaron todo, dos televisores, el equipo de música, un reproductor de DVD, tablets, zapatillas, tres celulares, una filmadora, y más de 2.000 pesos. Estuvieron acá una hora y media, más o menos”.

Ya cerca de las 3.30, y con el botín en el auto, se dirigieron hasta la zona de 8 y 82, donde se detuvieron. Bárbara y la chica se quedaron aguardando en el lugar. “El hombre me hizo llevarlo de nuevo hasta 2 y 92 para dejar las cosas y, de ahí, otra vez hasta 8 y 82. Él se fue en la moto con su compañera y yo me volví a casa con mi amiga. Antes de se­pararnos le pedí un cigarrillo, porque no podía más de los nervios, y me dijo que no fumaba pero me tiró 30 pesos pa­ra comprar un atado. Estaba comiendo un pedazo de queso que nos sacó del freezer y me explicó que hacía tres días que no comía. Le pregunté si era porque no tenía y me dijo que no, que era por la droga”, sentenció la mujer.

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