La eliminación del judoca argentino que desnudó la histórica falta de apoyo al deporte nacional

Tras su rápida despedida de Tokio, el compatriota Emmanuel Lucenti criticó las estructuras deportivas de la Argentina. “No le echo la culpa a nadie, pero aprovéchenme un poquito más”, expresó.

Ser deportista amateur en Argentina no es una tarea fácil. No es de ahora, es histórico. Sin embargo, el tópico vuelve a la mesa luego de lo sucedido ayer con el judoca argentino, Emmanuel Lucenti, quien criticó fuertemente la falta de apoyo en la preparación de los atletas. Demasiados sacrificios para tan poco reconocimiento.

Viajes pagados con dinero de sus propios bolsillos, noches durmiendo en los aeropuertos, dificultades para los entrenamientos, y situaciones que muchas veces influyen en el rendimiento de muchos a la hora de competir por nuestro país.

En esta ocasión, Lucenti perdió en judo durante la madrugada de ayer por ippon en apenas 25 segundos ante el búlgaro Ivaylo Ivanov y quedó eliminado en primera ronda de la categoría hasta 81 kilos de los Juegos Olímpicos de Tokio. Años de sacrificio para tamaño dolor en tan poco tiempo. No solo se vio sorprendido por una toma que jamás vio venir, sino que sus explicaciones sobre su derrota navegaron entre los reclamos, bronca y tristeza.

“No entiendo nada, no entiendo nada. Pero bueno, qué sé yo. Hubiera preferido haberme fundido diez minutos y que se me saliera el corazón, antes de perder así. Era lo que menos tenía en mis planes. La verdad que no lo vi. No pensé que me iba a atacar tan rápido, esperaba otra cosa. No me da tiempo ni para hacer un análisis, me deja desconcertado y muy bajoneado”, fueron sus primeras declaraciones a TyC Sports, un momento después de haber volado por el aire y caer pesadamente sobre el tatami tras la impetuosa maniobra del búlgaro.

Además, aprovechó la ocasión para cuestionar la falta de apoyo con la que tuvo que lidiar en la preparación para los Juegos Olímpicos, algo que viene hace más de 20 años, pero que le impidió “ser competitivo”.

“No le echo la culpa a nadie, pero aprovéchenme un poquito más. Qué hubiera pasado si habría tenido un poquito de apoyo, un campo de entrenamiento. Es muy difícil venir a unos Juegos Olímpicos entrenándome en Tucumán y Santiago del Estero”, disparó el judoca.

Y por último, cerró: “Me tocó vender todo y tuve la suerte que mi familia y la de mi esposa me prestaron el dinero para poder seguir. No sé si habrá otro argentino que haya hecho su clasificación sin apoyo de nadie, salvo mi provincia, mis sponsors y de gente querida. Me gustaría que me respeten más como persona y como deportista, porque le he dado mucho. He luchado con las costillas rotas”.

Noticias Relacionadas