Salinas, entre el sueño tripero y la futura despedida en Berisso

El delantero, a sus 37 años, está negociando salir del fútbol peruano para buscar un nuevo horizonte en su carrera. Rodrigo tiene el anhelo de jugar en Gimnasia y de cerrar su historia en la Villa.

Fin de año es un buen momento para hacer balances y tratar de ir bajando las cargas de todas las tensiones que mete una temporada, al menos para los futbolistas profesionales, que aprovechan para descansar, aunque también deben ir definiendo lo que harán con respecto a su futuro deportivo. Al menos ese es el caso de Rodrigo Salinas (37), que en una entrevista exclusiva con El Clásico, manifestó que está trabajando en su desvinculación del Atlético Grau de Perú. Su sueño de jugar en Gimnasia, la vigencia a su edad y el retiro en San Carlos, algunos de los temas más importantes que se charlaron.

―¿Cómo haces para mantenerte vigente a los 37 años?

―Me cuido muchísimo. Siento que estoy para jugar, para seguir compitiendo, por eso sigo en esto. Me cuido con la alimentación, como en lo físico, trato de estar a la altura de los chicos jóvenes. Ese es mi desafío. Mi parámetro en el día a día, es estar a la par, y creo que lo estoy logrando. Me siento un chico todavía, en lo físico y en la cabeza, lo llevó muy bien.

―¿Vas a seguir en el Grau?

―Tengo un año más de contrato pero la idea es finalizarlo. Se cumplió un ciclo y mi cabeza está en cambiar un poco de aire. Veremos si de club o de liga o lo que toque. Obviamente uno analiza todos los puntos, pero para cualquiera que quiera contar conmigo estoy abierto a escuchar, hacer un análisis e ir viendo que es lo más conveniente, priorizando ver qué viene mejor.

―¿Cómo fue jugar en Perú?

―De la liga peruana sabía muy poco y justo se dio porque había un entrenador argentino en ese momento, Gustavo Álvarez. Yo tenía muy buena referencia de él. Me había querido llevar en otras ocasiones y yo necesitaba un cambio, salir de Sarmiento, y me cerró por todos lados. Fue una decisión acertada porque el primer año me fue bien, el Clausura lo peleamos, en un equipo superhumilde, con muchas falencias, en un fútbol donde las herramientas para el futbolista no abundan. Era un equipo muy parecido a uno de la B Metropolitana en la Argentina. Me sirvió mucho para superarme en lo personal, me tocó vivir solo porque mi mujer estaba terminando de estudiar recibiéndose de nutricionista. En el segundo año se complicó porque falleció mi mamá antes de que comience la temporada y fue un momento emocional muy fuerte, me costó volver a enfocarme en el fútbol, aunque termina haciendo todo bastante bien para como se había dado todo.

―¿Cómo transitaste el dolor?

―Fue muy duro. Cuando uno va viniendo más grande está más sensible, y cuando te pasan todo este tipo de cosas duele el doble. Soy una persona que siempre prioriza la familia, los amigos, los vínculos; y el hecho de que me haya pasado esto, la verdad que lo siento, siento muchísimo esa falta, y cuando llegan estas fechas uno tiene que compartir con la familia y demás. Esto es parte de la vida. Gracias a Dios tengo a mis hermanos, mis amigos, trato de apoyarme y disfrutar con ellos.

―Volviendo al fútbol, ¿cómo ves tu futuro?

―La competencia genera vitalidad. Hasta que el cuerpo me responda, no quiero ser reiterativo, pero me siento vital, me siento útil en el día a día siendo competitivo. Creo que lo puedo seguir haciendo, haciendo bien, veremos para dónde me depara el destino, pero yo sigo con muchas ganas. Amo lo que hago, me dedico muchísimo. Trato de respetar la profesión por todo lo que me dio.

―Sos un trotamundos ¿En qué club te gustaría jugar?

―La verdad, hoy en día no sé si hay un lugar al que digo: Quiero ir a este lugar. Soy consciente de que sobre todo el tiempo pasa, es muy difícil porque hoy en día también los equipos tratan de contratar a los jugadores para después hacer negocios. Soy consciente de eso. Pero también hay equipos que quieren jugadores de experiencia. Hay que respetar y quiero ir donde me valoren.

―¿De Gimnasia te llamaron?

―Soy de la ciudad y nunca tuve la posibilidad de jugar en el Lobo, aunque este haya sido un sueño para mí, un anhelo, para mis padres, ya que ellos me empezaron a llevar a jugar al fútbol cuando yo tenía cuatro años al Bosquecito. Ya después tuve que dejar el club, y siendo profesional nunca se dio ir a Gimnasia. Serán cuestiones que quedan pendientes y la vida sabrá por qué no. Para mí hubiese sido un sueño.

―Está cerrado el libro…

―No no, nunca nadie me llamó, en otro momento sí ha habido contacto, pero no del todo serio para que se termine dando. Y a esta altura nadie dice nada, no me han dicho que puede llegar a ver una cierta posibilidad. La ilusión mía obviamente que siempre va a estar intacta. Hay muchas cosas en el medio por las que pasar y por eso no se ha dado nunca hasta ahora.

―¿Cómo viste el año de Gimnasia?

―Gimnasia es tormentoso, siempre es tormentoso, pero gracias a Dios este año se pudo salvar. Hubiese sido un golpe muy duro. Creo que al club lo han vaciado completamente y hay muchos jóvenes que han tenido que poner la cara. Se han desarmado planteles aún con jóvenes que no se pudieron retener, cuando por ahí le han puesto la cara a una situación difícil, como Miramón, Lescano. Gimnasia ahí tenía para plantar bases, hacerse fuerte y empezar a mirar para adelante. Se tuvo que desarmar nuevamente con Chirola a la cabeza, que puso la cara y se la jugó en su sillón de ídolo, terminando como una víctima. Hoy hay otros dirigentes, no los conozco del todo, pero creo que están haciendo las cosas bien. Hay que tener paciencia, Gimnasia es un histórico de Primera y no se debería perder el clásico con Estudiantes, de lo mejor de Argentina. Hay que cambiar muchas cosas.

―¿El cariño por San Carlos es igual de grande, no?

―Entrené poco estos días, vine de Perú y me estoy mudando, tengo un lío bárbaro, ja. No le quería fallar al Bochi, fui cuando pude. En San Carlos tengo palabras mayores, toda la vida fui del barrio. Lo que está creciendo, lo que significa para la ciudad y la trascendencia que ha tomado para mí es un orgullo. Tengo en mi cabeza el día de mañana retirarme en la Villa, me criaron, me dieron valores y me sirvieron tanto en la vida como en el deporte. No tengo más que palabras de agradecimiento. Lo tengo claro, en algún momento voy a volver, tengo a mis amigos en el club y ojalá que cuando vuelva sigan estando. San Carlos es parte de mi día a día; soy de Berisso, voy a la cancha cuando no tengo partido, voy a ver cómo está el club, la sede, cuando pasan cosas trato de estar, es muy grande San Carlos en mi vida personal.

Después de haber hecho una carrera, linda, creo, el cierre tiene que ser ahí. Cuando tenía 21 años no sabía que iba a ser mi vida, surgieron necesidades y ahí me convencieron de que yo era jugador del club y merecía tener otro cierre.

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