Tras las huellas de su mentor: Un “pichón” de Cuello, la promesa del boxeo platense

Nicolás Padrós ganó el cinturón de la Liga de las Estrellas. El pugilista de 21 años, que va camino a la profesionalización, entrena en el gimnasio del “Príncipe” y sigue sus pasos

El boxeador platense, Nicolás Padrós, escribió un nuevo capítulo en su camino rumbo a la profesionalización. El pugilista de 21 años se consagró campeón de la Liga de las Estrellas del Gran Buenos Aires venciendo a tres rivales y se alzó con el cinturón de la categoría Súper Welter de la Federación Argentina de Boxeo. Sin embargo, sus constantes triunfos en el ámbito amateur (ganó ocho de once peleas este año) tomaron trascendencia a nivel local y nacional, ya que viene de la escuela de Luciano “El Príncipe” Cuello y entrena bajo las órdenes de Walter Rodríguez, ambos campeones sudamericanos.

Nicolás se prepara en el Gimnasio del “Príncipe”, ubicado en 72 y 137. “Aprendí mucho con Luciano. Empecé con él cuando era chico y debuté a los 14 años. Es un orgullo llevar su nombre en mi remera”, expresó Padrós al llegar a la redacción de diario Hoy. Peleó hasta los 18 y realizó una pausa en su carrera para recuperarse de las adicciones. “Me siento entero, vivo. Me recuperé por mí, por mi familia y porque quería vivir este presente”, acotó el prometedor boxeador, mientras se acomodaba para dialogar con este medio

—Entrenás en el gimnasio de Cuello. ¿Qué tiene de distinto a otros?

—Por ejemplo, cuando yo debuté, en el gimnasio eran todos profesionales. Entonces, yo aprendí mucho de ellos, sobre todo de Luciano, hablaba con él y escuchaba sus consejos. Además ahí me acerqué a Walter Rodríguez, también campeón y referente del boxeo. Hoy es mi entrenador y es un lujo. 

—¿Cómo se te ocurrió ser boxeador? 

—Yo no vengo de una familia de boxeadores. Una vez averigüé con dos amigos y fuimos a entrenar juntos. Mis compañeros fueron dos veces y después no siguieron más. Yo sí me enganché.

—¿Qué significa el boxeo para vos?

—Me da disciplina diaria, un objetivo, mantenerme sano y limpio mentalmente. Me obliga a estar en forma, a cuidarme todo el tiempo, a priorizarme y superarme. Después de mi familia, que siempre está, me acompaña y me ayuda mucho, el boxeo es la esencia de mi vida.

—¿Vas a ser profesional el año que viene? 

—El profesionalismo es complicado. Los golpes son distintos y el ritmo también. Hay que amoldar los entrenamientos y prepararse mucho. Con Walter estamos planificándolo y él quiere que en junio de 2018 esté profesionalizado. Ojalá pueda prosperar y hacer una carrera afuera, que es mi sueño y mi gran meta.

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