Un 21 de julio, la “fundación” de Los Profesores

Apenas dos semanas separaron el final del torneo amateur de 1928 del inicio del campeonato del ‘29. No sería uno más: para readaptar el calendario, se jugó un campeonato corto, en dos zonas (Par e Impar), denominado Copa Estímulo.

Estudiantes llegaba de hacer un campañón en aquel 1928: fue tercero, detrás de Huracán y Boca, y terminó como el segundo equipo más goleador, apenas debajo del Xeneize. Convirtió 89 goles en 35 partidos: un promedio de casi tres cada 90 minutos. Irurieta y Scopelli metieron 51 entre los dos. Una friolera de goles…

Pero el Pincha fue por más. Esas dos semanas de receso le sirvieron para incorporar a dos delanteros entrerrianos que hoy la historia viste de gala. Tan de gala como lo harían después los cinco Profesores con los sacos azules que marcaron una época. Hasta, se dice, delinearon su apodo… se vestían como lo que eran, como “profesores”.

Los dos entrerrianos incorporados para dar pelea en el ’29 quedarían, además, en la historia grande de Estudiantes y del fútbol argentino. Uno de ellos fue Alberto Zozaya, el Don Padilla de Urdinarrain que el Pincha fichó después de una gira en la que jugó contra Central Entrerriano. Zozaya será para siempre el máximo goleador del primer torneo profesional de AFA. 

El otro, Enrique Guaita, quien fue apodado “Corsario Negro” tras el récord de goles en la Roma del 34/35. Nacionalizado italiano, fue uno de los integrantes del campeón del mundo azzurro del Mundial 1934.

La fecha inaugural del torneo Estímulo 1929 se jugó un 21 de julio. Nada hacía prever que, además del 7 a 0 ante el débil San Isidro en 57 y 1, y de un debut fulgurante de Zozaya metiendo cuatro de los siete goles, esa tarde de invierno sería para siempre la de la “fundación” de la delantera de cinco que cualquier hincha de Estudiantes o fan del fútbol conoce de memoria.

Fue la primera vez que se alinearon los cinco juntos: Miguel Ángel Lauri, Alberto Zozaya, Alejandro Scopelli, el Nolo Ferreira y Enrique Guaita. Hace ya 87 años.

Desde ese día, nada sería igual en la historia albirroja. Nacía la leyenda de Los Profesores.

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