Putin, el camionero ruso

El presidente ruso, Vladimir Putin, inauguró al volante de un camión naranja el nuevo puente que enlaza Crimea con Rusia, una obra colosal y muy simbólica, que busca reducir el aislamiento de la península que Moscú anexionó en 2014.

El presidente ruso, Vladimir Putin, inauguró al volante de un camión naranja el nuevo puente que enlaza Crimea con Rusia, una obra colosal y muy simbólica, que busca reducir el aislamiento de la península que Moscú anexionó en 2014.

Bajo un sol radiante, Putin, de jeans y campera, se instaló al volante de un camión ruso Kamaz, quitó el freno de mano y echó a rodar por el “Puente de Crimea”.

Al frente de una columna de una decena de vehículos, recorrió en 16 minutos los 19 kilómetros de la enorme obra que une la península de Kerch, en Crimea, con la península de Taman, en el sur de Rusia.

Al otro lado del puente, en Crimea, una pequeña multitud acogió al presidente con aplausos.

Moscú adjudicó la obra, iniciada en febrero de 2016, a la empresa del multimillonario Arkadi Rotenberg, socio en la práctica del judo del presidente ruso.

Según un decreto publicado en la página web del gobierno, Stroigazmontaj tenía que entregar el puente antes de diciembre de 2018, con un costo límite de 228.300 millones de rublos (2.900 millones de euros de la época en que fue aprobado).

Pero, durante una visita en marzo, días antes de su reelección en las presidenciales, Putin exigió que el puente estuviera acabado para mayo, “para que la gente pueda aprovecharlo durante la temporada estival”.

Crimea es un destino de vacaciones muy popular entre los rusos, y los turistas de ese país constituyen una de las principales fuentes de ingresos de esta península, muy apreciada por sus playas y sus montañas junto al mar Negro.