Cuéntame cómo pasó: la Argentina, desde el relato de una familia típica
Inspirada en un ciclo español, la adaptación nacional reconstruye la historia de nuestro país de 1974 a 1983, en el horario central de la TV Pública. Su director, Jorge Bechara, habló con diario Hoy sobre su trabajo y el rodaje de la serie que encabezan Nicolás Cabré y Malena Solda
A principios de 2017, el director de cine y televisión, Jorge Bechara fue convocado por la TV Pública para trabajar en la adaptación de la exitosa serie española Cuéntame cómo pasó. Esta lleva 16 años vigente en España y es protagonizada por Imanol Arias.
La versión argentina se encuentra actualmente en el aire de la emisora estatal. Con un gran éxito de audiencia, relata los avatares de una familia de clase media entre los años 1974 y 1983. Las figuras principales del programa son Malena Solda, Nicolás Cabré y Leonor Manso.
En una charla con este medio, Bechara, que ha participado en cientos de ficciones nacionales, reveló detalles de la realización de esta novela de época.
—¿Cómo se dio la chance de traer este proyecto a la Argentina?
—El formato fue vendido a muchísimos países, cada uno fue adaptando su propia historia y acomodando los personajes acorde a la misma. Como primer proyecto propio de ficción de esta gestión en la TV Pública, Cuéntame cómo pasó marcaba un desafío, no solo para sostener un primer nivel, sino también para la posibilidad de ofrecer al espectador una ficción diaria en prime time con producción íntegra del canal. Cabe aclarar que la versión original es unitaria y en la nuestra transcurren diez años de ficción a lo largo de 80 capítulos diarios.
—Este relato audiovisual tiene una estructura diferente, ¿cómo eligieron este proceso narrativo?
—Se apoya en tres pilares: los archivos, la unidad de estudio, que es la que dirijo a diario, y la unidad de exteriores. A eso le sumamos los constantes cambios de look acorde a los años que avanzan dentro del marco narrativo, y el broche final de la increíble musicalización y edición. De esta manera, el producto se separa bastante de su competencia, especialmente por formar parte de un marco histórico.
—Después de mucho tiempo, la televisión pública vuelve a producir con recursos propios y ubica al programa en un horario central, ¿cómo te sentís al respecto?
—Estoy lleno de orgullo. No solo porque estamos en un momento donde nuestra profesión ofrece escasas oportunidades, sino porque debeŕía ser un disparador para que, en los años venideros, la produccíón propia de ficción crezca, sea en la plataforma que sea.
—Formaste parte de Pol-ka y de diferentes producciones a lo largo de tu carrera, ¿qué te aportaron esas experiencias a los proyectos que emprendiste?
—Durante 18 años he participado en una diversidad muy amplia de programas. Uno de los factores clave, al menos para mí, es la confianza recíproca con el actor. Esa confianza es la que, con el correr de la experiencia, acorta los tiempos de entendimiento y conexión entre ambos, al punto de que con solo mirarnos, ya sabemos adonde apuntamos. Esa velocidad de trabajo tiene un valor incalculable, sobre todo cuando uno debe entregar tantas escenas por día.
—El rating muchas veces condiciona a la ficción argentina. ¿Seguís las mediciones?
—Hoy las mediciones son tan arbitrarias como la variedad de plataformas. El programa es visto por muchísima gente, y muchos lo hacen vía online. Si a esto le sumamos que el target que se asocia a este tipo de propuestas es muy diferente al que se siente atraído por el resto de lo que ofrece esa franja horaria, puedo asumir que hoy la meta de buscar cantidad y calidad de público está más que lograda. De manera unánime, la crítica ha valorado la calidad, la realización y la propuesta. También, destaca el calibre actoral.