Daimón, la muestra en la que los deportistas son la obra de arte

Del jueves al domingo, el Teatro Argentino será sede de una exposición que pondrá su eje en reflexionar sobre el estrés y la necesidad de producir y rendir

Una vez más, el Centro de Experimentación y Creación del Teatro Argentino, popularmente conocido como Tacec, apunta a realizar peculiares muestras que cautiven al público platense. En esta oportunidad, se trata de Daimón, una exposición protagonizada por deportistas, cuyo mensaje va más allá de la práctica que realizan, centrándose en las consecuencias del estilo de vida que llevan. 

“La obra no es una demostración deportiva”, aclara uno de sus coordinadores, Luis Garay que, en diálogo con este medio, habló de la presentación que se llevará a cabo desde el próximo jueves hasta el domingo, a las 21. “Cuerpos sobreentrenados que exageran la fuerza, dejando en evidencia los límites de lo posible e imposible”, afirman en la gacetilla del evento.

—¿Cuándo nace el enfoque de la obra en los deportistas?

—Ya venía trabajando con ideas de esfuerzo, repetición y ejercicio. Me parecía un experimento coherente en mi proceso. El deportista es una figura muy controversial e interesante para mí. Cuerpos disciplinados, pero llevados a un desborde de rigor, lo que pone en cuestión muchas cosas . 

—¿Cuál es el concepto estético de esta pieza? 

—La forma estética no está separada del contenido y de la ética de la obra. La obra es un paisaje en donde hay una doble agencia: un cuerpo se conduce a sí mismo mientras otro lo altera. Habla de las relaciones de poder sin definición, no hay un mensaje. 

—¿Con qué temática contemporánea podría relacionarse Daimón? 

—Con el estrés, con la necesidad de producir y rendir. Con el pulso de la tecnología digital. Hay nuevos ritmos incorporándose en nuestro sistema nervioso. Con el totalitarismo de la imagen. Con estados de lucha actuales ante enemigos que no sabemos en realidad quiénes son. 

—¿Cuánto les llevó poner la obra en escena? 

—El proceso de encontrar a las deportistas fue muy largo y sirvió para hacer la investigación paralela: lecturas, preguntas que nos hacemos, entrenamiento. Respecto de los ensayos, fue rápido y concreto, aproximadamente seis semanas.

—¿Cómo es el trabajo con un equipo interdisciplinario? 

—A mí me interesa, porque hay distintas formas de inteligencia y cooperación en juego. Yo dirijo, pero no ocupo una posición superior a nadie, la obra es de todos. En este caso específico, la inteligencia corporal de Valeria Fontán y Karen Carabajal, las performers, es la matriz de la obra. No pienso que, porque no hablemos en los mismos términos artísticos, no haya una creación de conocimiento. Todo lo contrario. 

—¿De qué manera acondicionaron el espacio para la muestra artística? 

—La obra no es una demostración deportiva. Intentamos usar el lenguaje del deportista para crear un espacio.

—¿Por qué recomendarías a la gente que vaya a verla? 

—Es importante que vayan a ver qué se está produciendo en un centro de experimentación de su ciudad y de su Provincia. Para mí ir al teatro es casi una responsabilidad, para saber qué están pensando otros. Por curiosidad.

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