Entrevista a Michael Dobbs

“Escribí House of cards hace 30 años y no tenía idea de que iba a transformar mi vida”

Michael Dobbs aprovechó sus experiencias como asesor de Margaret Thatcher para escribir la novela que primero adaptó la BBC y luego Netflix recreó, convirtiéndola en un fenómeno mundial. En diálogo con este medio, el autor habló sobre los orígenes y las repercusiones de su obra, que acaba de estrenar su quinta temporada

Hace treinta años, Michael Dobbs se sentaba junto a una pileta masticando bronca por la pelea y el distanciamiento que había tenido con Margaret Thatcher como resultado de las elecciones generales de 1987. El hombre, que por entonces estaba cerca de cumplir cuarenta años, había sido parte de los mandatos de la primera ministra británica desde 1979, primero como el responsable de escribir los discursos, luego como asesor y consejero del partido Conservador y, entre 1986 y 1987, como jefe de Gabinete.

Si algo entendía Dobbs era sobre el mundo de la política, así fue que,  mientras bebía una botella de vino, decidió sentarse a escribir, casi de manera catártica, “era una forma de hacer terapia”, asegura. En ese momento, todo lo que pudo escribir fueron dos letras: “F.U.”, que referían al insulto fuck you. Tiempo después, se convirtieron en las iniciales de los protagonistas de House of cards: Francis Urqurhart y Frank Underwood, en las versiones inglesa y norteamericana, respectivamente.

El martes pasado, la serie que produce Netflix estrenó su quinta temporada, y en diálogo con diario Hoy, Michael Dobbs habló sobre su creación. “Sin develar nada de la trama, creo que el final de esta entrega es asombroso”, sostuvo.

—¿Cómo nació la novela?

—Escribí House of cards hace treinta años, casi por accidente, no tenía intención de hacerme escritor, ni siquiera de publicar un libro. No tenía idea de que iba a transformar mi vida, ni de que lo iba a seguir haciendo durante los si­guientes treinta años.

—¿Cuál es la relación de Margaret Thatcher con el origen del libro? , ¿fue una forma de venganza?

—Si me hubiera querido vengar, hubiera escrito un libro sobre mis propias experiencias con ella. Pero sí, fue inspirado por mis vivencias con Margaret. La política es una cosa dura y difícil, en los 80 también lo era, en tu país lo deben recordar. Así que la usé para crear un libro a modo de sátira. Ella fue parte de mi educación, pero no fue anti-Maggie. Y te puedo asegurar que ella no debía estar al tanto de la existencia de la novela, porque no era alguien que se tomara un tiempo y pasara la tarde leyendo.

—Hay un libro, una serie británica y otra norteamericana, ¿qué versión te gusta más?

—Mirá, yo tengo el crédito por todas (risas). Es como preguntarme a cuál de mis hijos elijo. Creo que la suerte que puede tener un hombre es muy saludable: lograr que su personaje sea interpretado primero por el gran Ian Richardson, uno de los mejores actores británicos, y ahora por Kevin Spacey. No sé qué hice para merecerlo. Afortunadamente, los interpretan de formas diferentes y la actuación de Kevin es mucho más oscura que la británica, que tiene 25 años. He sido muy bendecido, las dos son versiones magníficas.

—Los guionistas hicieron que el show fuera querido en todo el mundo, ¿qué pensás de ellos?

—Tenemos dos nuevos showrunners para esta temporada, que to­marán la historia desde donde la dejó Beau Willimon (el antiguo responsable de la serie), Frank (Pugliese) y Melissa (James Gibson). Y tengo que decir que han hecho un trabajo increíble. Es muy difícil empezar desde donde había dejado alguien tan talentoso como Willimon, pero lo han hecho con grandeza. Lo subieron a otro nivel. Es mi bebé, nació de mí y por su­puesto estoy muy atento a su desa­rrollo, pero lo han hecho crecer de maravillas. Compartimos la paternidad (risas).

—Claire Underwood no es un personaje del libro, ¿por qué lo agregaron a la serie y qué le aportó?

—Lo sigo diciendo: lo brillante de la versión americana es lo que hicieron con Claire, porque en la británica, en mi libro, había una esposa, pero no en el nivel que tenemos con ella. La versión de Netflix ha creado una serie de Frank y Claire. ¿Qué es esto? No es un show de política sino de la gente en política; es sobre esa relación extraordinaria entre ellos, que se vuelve cada vez más oscura, más profunda. La política es casi incidental. Nadie recuerda qué temas se trataron en la tercera temporada, no importa. Son los personajes los que hicieron que House of cards sea un gran éxito.

—¿Cuán importante es el contexto político para House of cards?

—No hay intención de imitar el contexto real. La gente sigue preguntando cómo pude anticipar que Donald Trump ganaría, y la verdad es que no teníamos idea. De hecho, estábamos grabando el final de la temporada durante la elección. Así que no hay ninguna intención de imitar lo que pasa en la realidad. 

Pero la política tiene sus propias reglas, siempre tenés que esperar lo inesperable, los políticos lo han hecho durante 2.000 años. Así que no es una sorpresa de que lográramos captar el espíritu de esta época. 

—¿Los presidentes reales elogian o critican el show?

—Me la paso escuchando a los políticos hablando de House of cards (risas). Barack Obama solía tuitear acerca del show, David Cameron se relajaba mirándolo, el primer ministro italiano, Matteo Renzi fue visto en una librería comprando la novela, fui visitado por el primer ministro de Kazajistán, que me mostró su propia copia, y hablé con el presidente chino, Xi Jinping, sobre la novela. Es un fenómeno mundial y muchos políticos aman ver la versión ficcionada de sus vidas, pero lo más interesante es que, de todas las personas que nombré, solo una sigue en su cargo. Esa es la historia real del poder.

—El periodismo pisa muy fuerte en la historia, ¿qué pensás de la profesión?

—Ha sido una de las grandes formas que los políticos tuvieron para comunicarse con la gente durante muchos años. Eso está cambiando, ahora están las redes sociales, que se han vuelto muy importantes, y las campañas electorales se dan ahí. Llegan a la gente por sus redes más que por los diarios, y sienten que están, de alguna forma, más bajo su control que los periodistas.

Por otro lado, está la idea infantil de que los políticos deben decir siempre la verdad. A veces, deben engañar a favor del interés nacional. Pero para que sigan gobernando a favor del bien común y no del propio, el periodismo debe seguir presionando, debe seguir preguntando.

Hay casi un balance de terror entre el periodismo y la política. Sé que en la serie hay políticos que asesinan a periodistas, pero nunca conocí a un primer ministro británico o a un presidente americano que realmente lo haya hecho. Sí conozco varios que desearían hacerlo (risas).

“La Guerra de Malvinas es una de las grandes tragedias de nuestra historia”

El 2 de abril de 1982 comenzaba uno de los hechos que más marcaron la historia nacional moderna: la Guerra de Malvinas. Una de las figuras principales del conflicto bélico fue la de Margaret Thatcher, quien comandó las tropas británicas. Por entonces, Michael Dobbs fue muy cercano a la “Dama de hierro” por sus cargos dentro del partido conservador.

—Fuiste consejero del gobierno durante la Guerra de Malvinas, ¿qué discutieron en esa época?

—La Guerra fue llevada adelante por un pequeño grupo que aconsejó a Margaret, pero yo no era uno de ellos. A veces nuestra historia nos deja con problemas muy difíciles para resolver. Es una de las grandes tragedias entre la Argentina e Inglaterra. 

Mi hijo fue hace unos años allá para ayudar en un orfanato y vino con una gran sensación sobre el país y la gente, y todo lo que puedo decir es que espero que encontremos una solución que haga que no tengamos que volver nunca más a una guerra. Perdimos gente y la Argentina también. Los conflictos bélicos raramente resuelven algo, y cuestan muy caro a los pueblos. Deseo que nuestros políticos trabajen juntos para resolverlo.

—¿A quién creés que pertenecen las islas?

—Creo que a la gente que vive ahí. Han estado durante mucho tiempo y antes de que algo pase, habrá que tenerlos en cuenta. Pero las cosas cambian con el tiempo, y las diferentes generaciones tienen distintas conclusiones sobre los hechos. Creo que en algunos años nuestras comunidades podrán encontrar una forma de solucionar las diferencias.

“Estamos preparándonos para la sexta temporada”

Cuatro años atrás, Netflix anunciaba la llegada de una nueva producción propia: House of cards, que contaba con la participación estelar de Kevin Spacey (Belleza americana) en el rol protagónico de Frank Underwood, un congresista con aspiraciones a ocupar la silla más importante de la Casa Blanca.

Constantemente, Michael Dobbs destaca la trascendencia del intérprete a la hora de definir el crecimiento de la serie, incluso, haciendo referencia a una de las marcas registradas de su personaje, Frank Underwood: el golpecito en la mesa que suele dar en cada uno de los episodios. 

“Creo que lo inventó él, no me parece que haya estado en el guión, sino que ocurrió durante el rodaje y es una marca fantástica. Son las cosas que aportan los grandes actores como Kevin”, sostuvo el autor de la novela lanzada originalmente en 1987.

Hace algunos días, Robin Wright había bromeado con las políticas de Donald Trump, deslizando que sus actitudes le estaban robando todas las ideas a una potencial sexta temporada de la ficción que se centra en el universo de los políticos. Con respecto a esto, Dobbs aclaró: “No hay una intención de imitar al presidente, ni nada que decir de él, que dice bastante por sí mismo y no necesita ayuda”, ironizó Michael. En este sentido, varios seguidores del show entendieron que la ficción había anticipado el triunfo de Trump en las elecciones pasadas, aunque Dobbs recalcó en varias oportunidades que House of cards no pretendía copiar la realidad. 

Aunque el show es un éxito, nada se sabía de una nueva entrega, hasta que el creador se lo confirmó a este medio: “La calidad de House of cards es, en parte, gracias a su dirección, sus guionistas y sus actores, que han sido impresionantes, y por eso estamos preparándonos para la temporada 6”.

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