Pilar Ruiz: “La presencialidad abre una posibilidad de trabajo concreta y real”

Pilar Ruiz vuelve desde el próximo 7 de agosto con Suyay a Espacio Callejón de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, obra que estrenó en 2020 y que por la pandemia no tuvo continuidad. Además, prepara el reestreno de Bailan las almas en llantas y Aire de montaña, escrita en pandemia. Diario Hoy dialogó con la directora para saber más detalles de las propuestas y su trabajo.

—¿Cómo estuviste conectada en pandemia con tu profesión?

—En principio fue un parate bastante bruto como para todos. Acabábamos de estrenar Bailan las almas en llanta y a los cuatro días se anunciaron las restricciones, y a medida que la actividad no volvía las clases fueron dadas de manera virtual, adaptando todo a esa modalidad, que fue un proceso de mucho aprendizaje y repensar, y en cuanto a temas artísticos me dediqué a escribir ante la imposibilidad de encontrarme con otros.

—¿Así surgió Aire de montaña?

—Sí, la escribí en plena pandemia y después haciendo mucha red con los compañeros, porque nuestro quehacer quedó desprotegido y devastado, poniendo en evidencia las condiciones laborales en las que trabajamos.

—Todos, los más expuestos y los menos…

—Sí, evidenciando la precarización con la que se trabaja día a día. Fue un tiempo que permitió reflexionar sobre nuestro trabajo y tareas.

—Este año se presenta completamente diferente, ¿cómo es para un actor saber del horizonte con estrenos?

—La presencialidad abre una posibilidad de trabajo concreta y real para todos los involucrados, y claro que se toman precauciones y medidas, protocolos, sabiendo que pueden surgir nuevas medidas de restricciones, a diferencia del año pasado, donde todo fue muy sorpresivo, ahora se pueden concretar las obras con medidas y eso en un punto nos llena de vitalidad, lo que hacemos es vital para los que lo hacemos.

—¿Cómo te preparás para el próximo 7 de agosto, que volvés con Suyay?

—Estamos muy entusiasmadas de poder reestrenar, es una obra que disfrutamos mucho con Agustina Groba, la protagonista, y Julia Odelli Craig, asistente de dirección. Con muchas expectativas de generar ese tiempo espacio ritual del teatro y de volver al encuentro a los cuerpos, y de encontrarnos con la mirada de los espectadores, porque la pandemia viene a revalorizar momentos como los que propone el teatro, de transitar juntos una experiencia colectiva.