entrevista

Sara Mon: “Fue un arduo y divertido proceso”

En diálogo con Hoy, la directora teatral presentó su obra más reciente, que llega a la ciudad de las diagonales.

La obra Con las manos atadas es un escrito de la autora contemporánea Claudia Piñeiro, y se trata de una historia policial que cuenta con dos víctimas de un robo que deberán resolver los acontecimientos que se suscitarán en una jornada nocturna. Esta puesta en escena llega el próximo 5 de mayo a los escenarios platenses gracias a la actuación de Mariana Arrupe y Mario Mahler. Por otro lado, el equipo termina de completarse con Osvaldo Aguilar, Rocío Bari, Nahuel López y Laura Talucci. Las funciones se llevarán a cabo en mayo y junio, respectivamente. En una entrevista íntima, la responsable y directora Sara Mon brindó los detalles de esta pieza.

—¿ Bajo qué circunstancias llega esta obra a tus manos? ¿Cómo se dio este proceso?

—Todo sucedió por azar, es decir estaba terminando de dirigir la pieza teatral titulada El pozo de Juan Cristóbal Mainer en el 2021 y ya pensando en cuál sería la próxima obra. Quería salir un poco de la temática de tan hermoso pero a la vez tremendo y doliente texto, porque quienes hacemos teatro sabemos que al encarar un proyecto te sumergís irremediablemente en un universo paralelo y ese había sido en extremo duro.

Un día, en una librería, me topé con el libro  Cuánto vale una heladera, que compila textos de teatro de Claudia Piñeiro, escritora que me fascina y sigo desde siempre, y el último de ellos, Con las manos atadas, me atrapó. Definitivamente. 

—¿Por qué elegiste esta temática? ¿Qué fue lo que te atrajo de forma primordial?

—Sin dudas porque despliega una mirada atenta y sutil sobre las relaciones huma­nas.  Los diálogos tienen mucho humor y son, a la vez, muy profundos y algo así era lo que estaba buscando dirigir.  La atraviesa también un estilo “almodovariano” en el que hay momentos en que te preguntás cómo te podés estar riendo ante terrible relato.Y quizás lo que terminó de inclinar la balanza fue que la situación planteada es de tal exigencia física que implica un desafío muy grande para les actores y la dirección. 

—¿Cómo fue la producción de la puesta en escena? ¿Qué podés describir de estos procesos?

—Tremendamente difícil y, por eso, fascinante. Ya que esta es la historia de dos víctimas de un robo en una escribanía que quedarán confinados  en el archivo,  atados de manos espalda contra espalda  una noche entera. Sin posibilidad de liberar sus cuerpos, ni desplazarse fácilmente.  Decía Juan Carlos Gené que elegir  buenos actores soluciona la mitad de los problemas de dirigir una obra.  Afortunadamente, Mariana Arrupe (la escribana Elena) y Mario Mahler (Gutiérrez, su secretario) son más que buenos actores, son brillantes. 

—¿Qué balance hacen luego de los ensayos y en las vísperas de un estreno?

—Muy positivo. Fue un arduo y divertido proceso. Armamos un equipazo que tiene por denominador común un gran sentido del humor y mucha amorosidad. Y cuando digo equipo, quisiera mencionar también a Rocío Bari, asistente de dirección, Osvaldo Aguilar, creador de la música y efectos sonoros, Nahuel López, diseñador de luces, Laura Talucci, que hizo un diseño gráfico increíble, a Daniel Gismondi, que abrió su teatro Espacio 44 de la ciudad de La Plata con total generosidad, y a Carolina Simonetti, a cargo de la técnica. 

—¿Cómo se preparan para el estreno? ¿Qué sensaciones los rodean?

—Con felicidad, emoción, ansiedad. Con la sensación de estar dando a luz. Y también con  mucha expectativa, ya que con El pozo el acompañamiento del público de nuestra ciudad nos sigue asombrando, después de 12 funciones y contando, y con más de 600 personas que ya la vieron. Imagino, deseo, sueño con un acompañamiento similar para Con las manos atadas. 

—¿Por qué recomendarían al público que concurra a ver la función?

—Ver a dos actores increíbles en acción, con un hermoso diseño de luces y música original realmente bonita, con un texto con el que se van a reír y también se van a emocionar, ya tendría que bastar. Pero además esta historia es desopilante y a la vez muy profunda. Finalmente, lo más valioso quizás sea que durante 60 minutos logran meternos en otra realidad y que salgamos de la función plenos, como después de haber respirado una bocanada de aire fresco.

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