Cultura

Aníbal Troilo, el abanderado del bandoneón

Su orquesta fue sinónimo de la época dorada del tango. Acaba de editarse un libro que ayuda a conocer la biografía y analizar la música de un artista cuya fecha de nacimiento fue declarada el Día Nacional del Bandoneón.

Nació en el barrio del Abasto el 11 de julio de 1914. El sueño de su padre era que Aníbal fuera farmacéutico. Cuando entró a la escuela primaria, estaba convencido de que cumpliría los deseos del padre. Pero ocurrió algo que cambió su vida.

Tenía 8 años cuando escuchó por primera vez el sonido de un bandoneón. Hacía poco que había muerto su padre, la tristeza de esa música lo caló hasta los huesos y supo que con ese instrumento podría llegar a decir todo lo que no alcanzaba con las palabras. Convenció a su madre, Felisa, para que le comprara un bandoneón. La madre vio tanta convicción en el pedido de su hijo que decidió hacer el sacrificio: pagar 14 cuotas de 10 pesos. Con ese bandoneón, Aníbal Troilo tocó durante toda su vida.

Cuando le preguntaron si había elegido primero la música y después el instrumento, contestó: “No, primero fue el instrumento: una cosa que me impactó sobremanera. La primera vez que vi un bandoneón era muy chico, tenía 9 años. O menos, 8 años. Y me impactó de una forma especialísima; tanto es así que a los 9 empecé a estudiar y a los 10 ya trabajaba”.

Debutó a los 11 años en un cine de barrio, donde sus amigos lo llevaron engañado, diciéndole que sólo tendría que tocar unos tangos escondidos tras el telón. Pero la presencia del público no arredró a ese niño que, con el bandoneón en la falda; mostró de lo que era capaz, interpretando una pieza de la complejidad de Canaro en París.

Javier Cohen y Fernando Vicente acaban de publicar Siempre estoy llegando. El legado de Aníbal Troilo, un libro que reconstruye la vida y obra de este enorme músico popular convertido para siempre en uno de los emblemas más entrañables del tango. “Punto de equilibrio en la trilogía de oro del tango, continuador de los pasos de Carlos Gardel e impulsor de Astor Piazzolla, puede afirmarse que, entre los creadores que hicieron la música de Buenos Aires, Aníbal Troilo es el referente más valorado”, así definen los autores musicalmente a Pichuco. El libro pone el acento en el análisis musical de Aníbal Troilo, enriquecido por muchos testimonios, entrevistas y documentos de la época. Así nos enteramos de que a finales de 1937, luego de integrar la agrupación del bandoneonista Ciriaco Ortiz, Troilo recibió una oferta para actuar en el cabaret Marabú. De esta manera, a punto de cumplir 23 años y con una formación de ocho músicos más un cantor; Pichuco se presenta por primera vez al frente de su típica orquesta.

Astor Piazzolla no sólo fue bandoneonista de la orquesta de Pichuco, sino que también solía reemplazarlo en algunos solos u ocupar el lugar del pianista cuando éste se ausentaba. Además, hizo varios arreglos para la orquesta. Con poco más de 20 años, Piazzolla –a quien Troilo le puso el apodo de “Gato”, por lo inquieto-, tuvo el desafío que le brindó el azar de escribir su primer arreglo. Así lo contaba Astor: “Hice el primer arreglo por casualidad. Troilo quería estrenar (la milonga) Azabache, en un programa de Radio El Mundo que se llamaba Ronda de ases, donde cada orquesta debía tocar un estreno, y ganaba el más aplaudido. No estaba disponible Galván, por eso le pedí al Gordo que me lo dejara a mí. Primero se negó. Insistí y me lo dio. Me salió bárbaro y ganamos el primer premio. Así y todo, a Troilo mucho no le gustó”.

Aníbal Troilo tuvo una participación en una película cuyo protagonista central fue uno de los equipos de nuestra ciudad, Estudiantes de La Plata. En Somos los mejores, un film en blanco y negro de 1968, producido por Manuel Antín; un grupo de hinchas viaja a Inglaterra para presenciar la final de la Copa Intercontinental en la que Estudiantes se consagraría campeón. Allí se lo ve a Pichuco dialogando con los hinchas Luis Brandoni, Carlos Balá, Sergio Renán, Javier Portales y Emilio Disi, antes de interpretar sus tangos Toda mi vida y A Pedro Maffia.

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