cultura

Arturo Frondizi, un radical distinto

Fue el impulsor de la teoría desarrollista, y no temió acordar con el general Juan Domingo Perón ni recibir clandestinamente en nuestro país al Che Guevara.

La revista Qué publicó en febrero de 1958 que Rogelio Frigerio había visitado a Juan Domingo Perón durante su exilio en Caracas, Venezuela. Prudentemente, afirmaba que “Perón aún no ha decidido si su movimiento votará en blanco, pero que desde ya descarta el apoyo a partidos neoperonistas, ni tampoco al conservadorismo popular”. De modo que se abrió la posibilidad de que toda posición por voto positivo resultara a favor de un candidato. Poco tiempo después se supo que en esos primeros días de febrero John William Cooke y el propio Frigerio habían redactado los puntos principales del pacto Perón-Frondizi.

Arturo Frondizi era el décimo tercer hijo de Julio Frondizi, célebre arquitecto y constructor de puentes, e Isabel Ercoli. Ambos habían llegado al país a comienzos de 1890, provenientes de la región de Umbria, Italia. En 1927 ingresó a la Facultad de Derecho y tras una notable carrera se graduó con diploma de honor. El inicio de su militancia política coincidió con el golpe de septiembre de 1930 que puso fin al gobierno de Hipólito Yrigoyen, el cual instaló en el país la dictadura de José Félix Uriburu y que llevó el pesado mote de Década Infame. A finales de 1931, Frondizi fue detenido en la cárcel de Villa Devoto, en un cruento operativo llevado a cabo por la sección Orden Social de la Policía Federal a cargo del comisario Leopoldo Lugones, hijo del escritor y ferviente difusor de la picana eléctrica.

El frente electoral que triunfó el 23 de febrero de 1958 constituía una alianza entre los trabajadores peronistas con sectores de la clase media y el empresariado nacional. No obstante, Perón no tenía demasiada fe en el pacto; el gremialista Andrés Framini manifestó que el General le dijo: “Todos los pactos políticos se firman de mala fe. Este señor Frondizi firmó un pacto con noso­tros y otro con Aramburu. Tenga la plena seguridad de que este no va a cumplir, ni con uno ni con otro”. Para Arturo Jauretche, se pasó de un programa nacional y popular al desarrollismo; de una política para “veinte millones de argentinos” a una para “veinte millonarios”.

Tras el golpe de junio de 1943, el radicalismo procuró reorganizarse y los sectores más progresistas propusieron un replanteo programático que se expresó en la “declaración de Avellaneda” en abril de 1945, atribuida a Frondizi. Tres años después, en las elecciones que le dieron el triunfo a Perón, Frondizi fue electo diputado nacional por primera vez, y luego presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical. Sin embargo, su carrera política jamás le impidió dedicarse a la actividad intelectual, y así fue como publicaría un best seller, Petróleo y política, libro que audazmente denunció la actividad de las empresas petroleras en nuestro país, a raíz del cual Frondizi propuso el monopolio de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) sobre ese sector.

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