Entrevista exclusiva

Conectar con uno mismo para elegir una carrera

Mientras algunas personas llegan a la época de las inscripciones universitarias con una marcada vocación, otras encuentran grandes dificultades para seleccionar un área de estudio. En estos casos, la orientación vocacional se convierte en una herramienta de gran utilidad.

Como otras casas de altos estudios, la Universidad Nacional de La Plata anunció que se encuentran abiertas las inscripciones a las 115 carreras de grado, que se dictan en 17 facultades, hasta el 18 de diciembre.

Sin embargo, a muchas personas les sucede que tienen en claro que quieren estudiar, pero no logran decidirse y escoger alguna propuesta. Ante esta situación, la orientación vocacional se convierte en una herramienta de gran utilidad para guiar a los futuros alumnos en sus decisiones.

Diario Hoy entrevistó a la licenciada en Psicología Clínica con orientación Psicoanalítica, Gabriela Rivera, para conocer en qué consiste el proceso y qué se debe tener en cuenta a la hora de prepararse para el futuro.

—¿Cuál es el objetivo de la orientación vocacional?
—El objetivo principal es convocar a quien consulta a que se pueda conectar consigo mismo, con los demás y con el contexto, para intentar de esta manera construir una elección sobre sus proyectos. El proceso de orientación vocacional consiste, esencialmente, en acompañar al sujeto en el acto de elegir. Se apunta a armar un dispositivo que promueva una actitud crítica, con anclaje en la realidad social y cultural en la que viven los jóvenes.

—¿Qué se debe tener en cuenta a la hora de elegir una carrera?
—Es necesario considerar aptitudes, fortalezas, debilidades, limitaciones, intereses, el campo laboral, la duración de la carrera, pero, fundamentalmente, se tiene que tener en cuenta el deseo por llevar a cabo ese proyecto, porque ese va a ser el motor, lo que impulse a iniciarlo, a sostenerlo, a construirlo y a hacerlo crecer.

—¿En qué momento es conveniente comenzar un proceso de orientación?
—Cuando surge el interrogante sobre el qué hacer, presente y futuro. Mayormente, esto ocurre en la adolescencia, al finalizar la escuela secundaria. Sin embargo, también se da en la adultez, cuando la persona comienza a sentir que no disfruta de su trabajo, su profesión y que ya no percibe las mismas satisfacciones.

—Si la persona está segura de la elección de la carrera, ¿se aconseja consultar con un profesional o no sería necesario?
—En tal caso, no será necesario. En toda elección hay algo que siempre se deja de lado, pero si eso no representa un conflicto, el individuo podrá seguir adelante con su decisión.

—¿Existen las personas sin vocación?
—La vocación es una construcción que se inicia en los primeros años de vida, en el interior de las relaciones familiares. Se trata de un conjunto de decisiones que se toman a lo largo de los años, y así como se puede estar seguro de la vocación, hay mucha gente que no conoce cuál es la suya, y eso no significa que no la tenga. La vocación es aquel lugar donde la persona hace lo que realmente quiere y donde es quien siempre quiso ser.

—¿Son eficaces las pruebas de orientación vocacional que se ofrecen gratuitamente en Internet?
—Es un recurso. Un test aislado no significa nada, lo que se analiza en un proceso de orientación vocacional es un conjunto de pruebas que van a incidir sobre el resultado. La orientación vocacional es un proceso de búsqueda interna, de introspección, que va más allá de una simple lista de carreras para elegir. Tiene que ver con la formación de una pregunta que es singular, es la construcción de un proyecto, un proceso
de elaboración que no se limita a una simple evaluación.

—¿Puede una prueba de orientación vocacional arrojar un resultado muy diferente a aquello que la persona tenía en mente para su futuro?
—Sí, puede llegar a ser muy distinto a lo esperado. Se suele pensar que el único resultado será la carrera, pero esto no es así. Las conclusiones pueden ser diversas, pueden sugerir una inclinación a una carrera, profesión u oficio. A veces, no se obtiene un resultado específico, porque la persona necesita más tiempo de elaboración. Y, en otras oportunidades, surgen conflictos previos que interfieren en la toma de decisión y eso requiere, más que nada, un tratamiento psicológico.

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