Covid-19 en Argentina: conclusiones de un año para olvidar
El Observatorio de Psicología Social Aplicada de la UBA analizó el impacto psicológico de la pandemia en cuatro momentos diferentes del aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Desde la llegada del coronavirus, investigadores de distintas especialidades se pusieron al servicio de la comunidad para develar los misterios de este nuevo virus y poder desarrollar mecanismos que permitan hacer frente a la pandemia.
Más allá de las características y efectos propios de la Covid-19, también surgió la necesidad de analizar las consecuencias del confinamiento en la psicología de la población.
Si bien se han desarrollado diversos estudios a lo largo de la cuarentena, en esta oportunidad, el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Universidad de Buenos Aires, publicó un nuevo informe en el que analiza el impacto psicológico de la pandemia en cuatro momentos diferentes del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO).
De acuerdo al estudio, hubo un incremento “sostenido y significativo” de la cantidad de personas con riesgo de sufrir algún tipo de trastorno psicológico a lo largo del confinamiento.
“Este incremento sostenido hasta julio, se estabiliza en el período de octubre en el AMBA, mientras que en el resto del país llega al 10% de la población con riesgo de trastorno mental. Esto puede atribuirse a que la región con mayor número de casos confirmados ha dejado de ser el AMBA para pasar a provincias como Córdoba y Santa Fe, siendo asimismo sus sistemas de salud más frágiles”, destaca el relevamiento del OPSA.
Asimismo, los especialistas llegaron a la conclusión de que los adultos jóvenes reportan más síntomas que los adultos mayores. Frente a esto, el estudio destaca que “las personas de menor edad afrontan estresores mayores, característicos del ciclo vital, incertidumbre en cuanto a la vivienda, inserción profesional, laboral, parejas menos consolidadas, embarazos, hijos pequeños”. “En nuestro país, los niveles de pobreza son más altos en los adultos jóvenes, por lo tanto, son más vulnerables, presentan mayor inestabilidad laboral y menores recursos en general”, añaden desde el observatorio de la UBA.
Por otro lado, cabe destacar que las mujeres reportaron mayores niveles de prevalencia de estos síntomas en comparación con los hombres. De acuerdo al estudio, esto se debe a que fueron receptoras de un mayor estrés, “considerando la cantidad de tareas que desempeñan y la presión social que reciben, así como la discriminación y violencia de la cual son objeto”.
Por último, es importante remarcar que pese a que el 80% de los participantes experimentaron algún tipo de malestar psicológico a las 32 semanas del ASPO, solo el 9% recurrió a algún profesional. Más allá de que preocupa la poca cantidad de personas que acude a algún especialista para salir de una situación traumática, desde el OPSA alertaron que una “proporción creciente” de los individuos reportó utilizar el alcohol para manejar el malestar.