El club del jubilado
Danzando en el área del tiempo libre
Los que están detrás de la escena, los profesores que ayudan a los jubilados a disfrutar del tiempo libre en “la tercera juventud”, tiene en la figura de Lucila González, no sólo a una profesora de folklore sino a una divertida madre que transmite el amor al prójimo de mil maneras
La profesora de danzas folklóricas del Área de la Tercera Edad, Lucila González, no es una profesora más. A los seis años, en su casa, su mamá descrubrió que podía dedicarse a ello cuando en los cumpleaños y otros festejos solía escuchar canciones de nuestra patria y se subía arriba de una mesa para que la vean. Estudió para estar capacitada en danzas folklóricas y poder hacer de esta pasión un trabajo en el que une a dos generaciones: a niños del primario y a los abuelos que concurren al taller.
-¿Muy distinto es compartir las clases con los niños que hacerlo con los que transcurren sus días de jubilación y tiempo libre?
-Los abuelos se divierten un montón, porque le ponemos muchísima onda. En la escuela es más estructurado, porque vienen de estar cuatro horas sentados en un banco donde no se pueden mover y uno intenta sacarlos de esa estructura. Por eso arranco con expresión corporal y después vamos a las danzas folklóricas.
Lucila trabaja en el Teatro Argentino, donde recibe a niños de jardín, en donde intercatúa con los bajitos explicándoles, mediante juegos relacionados al ballet, ópera y concierto, cómo representar a un bailarín, un cantante, un director de orquesta… Allí, Lucila los recibe representada con traje de Princesa. La fascinación de los niños cruza más allá del techo del célebre Teatro.
Pero hay un día a la semana -miércoles, de 16:30 a 18:00 horas- que la esperan los abuelos y bisabuelos de La Plata. Este año, confiesa, bajó mucho la cantidad de inscriptos. De 100 a 64. Pero el lugar sigue siendo único, en calle 45 entre 11 y 12, el Círculo Andaluz, donde las parejas se van formando, con la excusa final de haber aprendido a bailar folklore. “La palabra folk significa pueblo y lore viene de saber, todo junto es ‘saber del pueblo’”, explicó la profesora hornense.
-¿Cómo vivís estos talleres?
-Aprendo de los mayores, así como de los niños, sobre todo lo que es la parte más humana, sentimental, y se crean vínculos que no es lo que uno espera.
-¿El abuelo responde rápido al aprendizaje?
-Creo que aprender de grande cuesta. Tal vez preguntan ‘¿y este brazo o este pie donde lo pongo?’, pero les decimos que no queremos formar un ballet folklórico de la tercera edad. Y les insistimos: han trabajado toda su vida, ahora vamos a buscar la felicidad en los momentos de ocio. No es fácil llegar a esta edad con los problemas que tienen, ya que muchas veces los noto solos. Les recalcamos que no tienen que sentirse así.
-Incluso no los favorece tanto el advenimiento de la tecnología...
-Puede que tengan un celular pero sin Whatsapp, pero sí manejan el Facebook con el que se conectan con los hijos o familiares y les sirve bastante.
“Los domingos se juntan en Plaza Italia”
Además del encuentro en el taller, los que descubren la vocación en este baile, la siguen cada domingo en un sector de la mítica Plaza Italia, donde está la carismática Marta Zarazola al frente de las actividades. Eso es parte de lo que quiere Lucila, que como trabaja en el Teatro Argentino también los invita a funciones especiales, comparte asados con sus alumnos y organizan peñas.
Con ayudante
Lucila comenzó en 2009 dictando varias clases gratuitas, en una experiencia que fue creciendo día a día.
Hace tres años está con el compañero Pablo Liciaga, otro profesor que supo tener su momento de fama al ser finalista de una terna de bailarín solista en el ciclo “Argentina baila” de la TV Pública.